Injusticia social y supervivencia son los dos temas que vertebran la filmografía del sevillano Benito Zambrano. Desde su triunfante ópera prima, Solas, que cumple ahora 20 años y con la que ganó dos premios Goya y el Premio del Público en el Festival de Berlín, a su cuarta película que estrena ahora, Intemperie; pasando por Habana Blues (2005) y La voz dormida (2011), en todas ellas, sus protagonistas trataban de sobrevivir en medio de la injusticia social implacable. Un compromiso que a Zambrano quizá le nació en su infancia, inspirado por su hermano y la lectura.
La madre, de Maksim Gorki fue el primer libro que leyó “que no tenía dibujos”. “Este y otros libros los tenía mi hermano porque tenían que ver con temas políticos”, recuerda el director. “Mi hermano pertenecía a una organización juvenil política de aquella época que se llamaba Joven Guardia Roja de España y que estaba dentro del Partido del Trabajo de España. Eran libros rusos traducidos y yo les echaba mano. Yo fui un niño muy curioso desde muy pequeño. Muy pronto me empezaron a atraer los temas políticos como la literatura revolucionaria que se leía en esa época”.
Ahora, sin alejarse de esa conciencia social, Zambrano sigue teniendo un género favorito: “el drama”. Y es un lector práctico. Como la mayoría de los directores, siempre enfocado en su trabajo, lee pensando en imágenes, imaginando personajes, situaciones y escenas. “Ahora mismo, para mí leer es una necesidad, lo que pasa es que a veces es una necesidad egoísta porque casi todo lo que leo está en función de mis proyectos”, explica. “Leo para investigar o leo para buscar nuevas ideas, nuevos guiones. Dejó de ser un placer para transformarse casi en una obligación”.
La lectura de Intemperie, la novela de Jesús Carrasco que ha convertido en su cuarto largometraje, sin embargo, no fue una lectura obligada, sino sugerida. Le llegó de manos de los productores de Morena Films, Juan Gordon y Pedro Oriol, “los primeros que deciden que ahí había una película”. “Después, la primera adaptación la hacen Pablo y Daniel Remón y a mí ya me llega como un guión bastante avanzado en el que yo lo que hago es intentar exponer mi impronta y lo que me gusta y así adatármelo para mí”, concluye.
En aquellas páginas de Carrasco, Zambrano encontró de nuevo la injusticia social, peleada por el personaje del Pastor (Luis Tosar), defendiendo a los indefensos, a ese niño que arranca la historia, huyendo, intentando sobrevivir en una meseta desértica, amarilla y analfabeta. Para el cineasta, Intemperie es su película más compleja, por lo difícil del rodaje en exteriores, en el ardiente verano andaluz, y por lograr que la atmósfera que describía Carrasco en su novela llegara al espectador como “una sensación de sed, de tierra en la boca”.
Sensaciones muy reales que él ha experimentado leyendo otros libros: títulos que él mismo ha adaptado o algunos que han sido adaptado por otros. Casi todas sus recomendaciones literarias para Librotea han dado el salto a la pantalla. O lo darán, Zambrano nos adelanta de qué libro será su próxima película.