El André Aciman que se presenta ante nosotros es un hombre que vive en un momento de ambivalencia, algo que para un autor que ha explorado las pasiones humanas en su máxima complejidad no resulta nada nuevo. El autor -nacido en Egipto, pero criado en Italia primero y EE UU después- pasó por la Feria del Libro de Madrid, en la que tuvo tiempo para participar en un encuentro con sus lectores de la mano de Librotea, para presentar su última novela, Variaciones enigma, pero gran parte de la atención se ve dirigida hacia otro libro, que llegará en otoño. Find me (“Encuéntrame” será su probable traducción al castellano) es la continuación de Llámame por tu nombre, esa novela que acabó por convertirse en un fenómeno internacional tras la adaptación al cine dirigida por Luca Guadagnino.
Quizás por ese bagaje que le otorga sumergirse en la ambigüedad del sentimiento humano, Aciman no tiene ningún reparo en hablar de esa novela, que espera su correspondiente adaptación cinematográfica posterior, en la que retomará la relación entre Elio y Oliver unos años después de ese primer encuentro iniciático para el primero. Un libro tan esperado que resulta casi imposible que no le robe parte de los focos a su última obra hasta la fecha. “En realidad, Llámame por tu nombre, Variaciones enigma y Find Me son una especia de tríptico, están relacionados, tienen vasos comunicantes”, explica con un tono de voz pausado y una cortesía exquisita.
En efecto, el lector que encontró en Elio algunas de las constantes del sentimiento humano podrá hacer lo propio con Paul, el hombre al que Aciman sigue en cinco periodos distintos de su vida en el que se relaciona con hombres y mujeres, y que compone un mapa del amor y del deseo, en especial el segundo. “Son dos sentimientos que pueden estar relacionados, pero no siempre lo están”, explica. “El amor es una emoción sobre la que no escribo porque, una vez que utilizas la palabra ‘amor’, calcificas el deseo. Ya no hay un itinerario, la historia está acabada. Para mí es mucho más interesante adentrarse en un camino gradual del deseo, que a veces se petrifica y otras florece”.
Ese deseo que Aciman analiza tiene mucho que ver con la obsesión, como él mismo admite. “Podríamos decir que el deseo obsesivo es mi firma. La gente me ha preguntado muchas veces por qué no escribo un libro desde la perspectiva de Oliver, y siempre digo que él tiene demasiada confianza en sí mismo. Cuando no puedes satisfacer el deseo es cuando te obsesionas con él. En cambio a Elio le entiendo porque he vivido una vida como la suya: siempre dudando de uno mismo, indeciso, ambivalente, ambiguo, lo que está bien un día está mal al siguiente… Y también está muy avergonzado de sí mismo. El deseo nos avergüenza. Cuando deseamos a alguien, ya sea hombre o mujer, sentimos vergüenza porque queremos algo de esa persona, es algo que no es natural”.
Junto a esa pasión obsesiva, la literatura de Aciman está repleta de recuerdos, sobre todo de esa etapa fundamental de la vida que es la adolescencia. “La primera vez es indestructible, indeleble. No puedes deshacerla, ni puedes mejorarla”, asegura. “Siempre digo que la imaginación y la memoria son buenos compañeros de cama, duermen juntos. Como escritor, lo que haces con tus recuerdos es una cosa distinta a lo que haces en tu vida normal. Al escribir, te centras en un momento en concreto y, precisamente por eso, lo magnificas más y más”.
Precisamente el poder de esa primera vez es lo que provoca que, al ser preguntado por la reacción de sus lectores ante la próxima Find me, Aciman prefiera ponerse en guardia. “Me siento feliz de que los lectores la esperen con entusiasmo, pero a la vez tengo que advertirles”, explica. “Es como cuando te dicen que una película es fantástica muchas veces y te pasa que, cuando la ves, te decepciona. Así que le pido a la gente que no se sienta decepcionada”. También adelanta que nos encontraremos con algo parecido, pero distinto a esa historia que ha causado tanto impacto en todo el mundo. “Si hubiera sabido que tanta gente me iba a decir que Llámame por tu nombre’ les ha cambiado la vida habría estado demasiado nervioso para escribirla”, confiesa. “No es que sea estresante esperar la reacción de los lectores, pero sí me pone algo nervioso. No puedes competir con la primera vez, a no ser que hagas algo completamente diferente, que es algo que yo no quería en ningún caso. Ya es suficientemente grande así”.
En su lugar, afirma, lo que ha hecho es “seguir una pequeña carretera secundaria”. “Ahora esos personajes son mayores, ya no son los mismos que antes. Por eso no fue un desafío que un desafío encontrar a Elio de nuevo, o a su padre. Lo que me interesaba era recuperarlos, explorar las distintas posibilidades”.
A la espera de comprobar los derroteros por los que la vida lleva a Elio, Aciman también tuvo tiempo para recomendarnos algunos de los libros que cambiaron su vida. Una selección repleta de clasicismo que puedes consultar aquí.