Acaba de terminar de escribir su libro número 13 y celebra dos décadas del lanzamiento de su primera novela. Ahora, promueve Lo que no he dicho. Es Beatriz Rivas, y los libros maravillosos por cómo se cuentan le enseñaron que lo importante en la literatura no es el tema, sino cómo se narra la historia.
Profesionista, madre y compañera
Hace 20 años, Beatriz Rivas publicó su primera novela, La hora sin diosas. Celebrará con un ciclo de conferencias sobre mujeres destacadas en diversos ámbitos de la vida, en la Casa Universitaria del Libro. a llevarse a cabo en el marco del Día de la Mujer del 13 al 18 de marzo. También presentará una edición especial.
«La comencé a escribir hace 23 años. Me preguntaba cómo podría ser mamá, esposa y profesionista al mismo tiempo, sin perder el balance entre las tres esferas, porque sucede que nos sentimos culpables por no desarrollarnos profesionalmente por cuidar de las otras áreas o nos sentimos culpables por dejar a los hijos para trabajar», recuerda.
Para encontrar respuestas, comenzó a investigar sorbe la vida de mujeres maravillosas. Conoció a Alma Mahler, Lou Andreas Salomé y Hanna Arendt. «Se me olvidó que quería saber cómo ser mujer sin perder las tres estructuras. Cuando acabé la novela me di cuenta de que ahí estaba la respuesta. Lou Andrea es la profesionista, la que dio todo por su carrera. Alma era una gran pianista y compositora, pero dejó todo para dedicarse a sus tres maridos, empezando por Gustav Mahler. Hanna decide tener una buena vida privada y una buena vida profesional. Las tres respondieron a su manera mi pregunta».
El sismo y la memoria
Lo que no he dicho nació en un terremoto. Es una novela circular. En 2017 la Ciudad de México, donde vive Beatriz Rivas, sintió un terremoto devastador. «Yo estaba en una casa en la colonia Roma y todo mundo salió del edificio menos yo. Me pregunté por qué. Así comienza mi novela, cuando una mujer decide no salvarse en un momento semejante. Le llega una cadena de recuerdos de su vida, en desorden, porque así es la memoria. La historia cierra con el terremoto. Es decir, toda la novela pasa en realidad en tan solo cinco minutos».
«Hay muchas cosas que he dicho de mí en todas mis novelas. Creo que un escritor o escritora siempre está en sus libros. Todos son autobiográficos, por cómo escoges los temas, los personajes, ambientes, momentos, qué les haces decir. Pensé en todas las cosas que no había dicho, por ejemplo, qué pasó con mi primer marido, por qué tronamos. También en mis abuelas, que tienen historias muy interesantes. La materna fue de las primeras mujeres con estudios profesionales, fue contadora y fundadora del primer despacho de mujeres contadoras.
«Siempre digo que he tenido una vida privilegiada, color de rosa, pero cuando la gente lee mi novela, me dice que en realidad sí he vivido cosas tremendas, pero he decidido ver mi vida desde esa óptica. «
Hay, a lo largo de la novela, varias referencias del músico Armando Vega Gil. «Estaba escribiendo la novela cuando él se suicidó. Éramos muy amigos y fue un golpe muy difícil. Me sentía culpable. Así que es un gran rompecabezas donde todos se pueden ubicar, en los primeros años, los estudios, los noviazgos, el querer estar siempre enamorada, el trabajo, las amistades, la muerte de una amiga, el suicidio de mi abuela, de mi editor, Ramón Córdoba, que era de los mejores de México y murió por un infarto. Hablo de las ausencias, de lo que construye una vida, lo que está y lo que ya no está».