El uso de sustancias que alteran la percepción es tan antiguo como la vida, y un tema que la literatura no podía obviar. Las drogas, su uso, sus efectos y sus peligros, han sido explorados desde muchas perspectivas. Hoy repasamos algunos de los mejores libros que hablan sobre la adicción.
Pese a que muchas obras habían tratado tangencialmente el uso de drogas, Thomas de Quincey firmó en Confesiones de un inglés comedor de opio uno de los primeros grandes clásicos con una sustancia como la del título como tema central. Una lectura fundamental que inspiró a Baudelaire para sus Los paraísos artificiales. Ya en el siglo XX, Mojail Aguéiev publicó la polémica Novela con cocaína, libro que se atribuyó a Nabokov y precursor de muchas obras sobre la adicción en la juventud.
La literatura estadounidense, sobre todo desde la beat generation, indagó de manera profunda en los efectos de las drogas y la manera en la que podían servir para ver una realidad distinta. El almuerzo desnudo, de William Burroughs, es uno de esos títulos de referencia sobre los estados de la mente sometida a todo tipo de sustancias. Otro ilustre escritor que experimentó con ellas fue Hunter S. Thompson, como refleja su clásico Miedo y asco en Las Vegas. La cara más amarga de la adicción, sin embargo, corresponde a Hubert Selby Jr y Réquiem por un sueño.
Las generaciones posteriores, quizás más conscientes de los devastadores efectos de las drogas, no han explorado tanto sus efectos, aunque sí las han utilizado como un elemento que marca a determinados grupos sociales, en especial en la juventud. Es así en Azul casi transparente, de Ryu Murakami, en las novelas repletas de sordidez de Dennis Cooper como Contacto, o en la generacional Bajar es lo peor, de Mariana Enríquez. Desde otro punto de vista, el que une el placer con la muerte, escribió recientemente Mateo García Elizondo en Una cita con la lady, su libro de debut.