Originario de Hermosillo, Sonora, estudió Literaturas Hispánicas y es maestro en Humanidades. Merecedor de diversas becas, también ganó el Concurso de Libro Sonorense 2014 con Kafka en traje de baño, el Décimo Premio Nacional Rostros de la Discriminación 2014 con El origen del autismo y el Premio Binacional de Novela Joven Border of Words 2015 por Los gatos de Schrödinger. Es Franco Félix, quien recomienda libros fascinantes para leer durante el año.
Video: entrevista con Franco Félix
La madre, el lenguaje y la realidad
A Franco Félix le inspiró la confusión al momento de escribir Lengua muerta, su novela más reciente. «Fue la extrañeza por esta señora, mi madre, cuya vida siempre me pareció un gran signo de interrogación. Nunca quiso hablar de su pasado», cuenta. Esta situación hizo que el escritor creciera sin «elementos familiares que me ayudaran a ubicarme en el mundo. Saber de dónde vienes es fundamental para crear tu personalidad. La mía es abrumadoramente estúpida y confusa porque no tuve este acceso al pasado. No tenía de dónde asirme».
Con ese sentido del humor que no lo abandona, narra que en su infancia se acostumbró a vivir con una madre que tenía reacciones inesperadas: «Cuando se tomaba unas copas, se ponía a gritar «aaaaay, mis hijos», como La Llorona. A veces decía que había abandonado a sus hijos, luego guardaba silencio. Esa comunicación fatua es lo que me ha forjado».
Lengua muerta utiliza un lenguaje pulido, envolvente y preciso para hablar, justamente, de la pérdida del mismo. «Creo que en el fondo estamos muy solos en este universo interior, hay destellos a veces, pero no sabemos comunicarnos. No habría publicado la novela si estuviera viva. No sé si me va a jalar los pies, pero era necesario completar ese relato. Mi escritura es bizarra, surreal, porque para mí esta cosa que hierve allá afuera llamada realidad es una confusión total, y sin la explicación del pasado es aún más rara», expresa.
«La novela alude a una afasia sentimental. Yo veía cómo mi madre quería hablar, pero no se atrevía. Éste es un relato sobre lo que falta, sobre la ausencia, el vacío, la oquedad. Era su forma de comunicarse y, por eso, cuando estaba en el hospital y me decían que le hablara no lo hacía, porque la forma de vincularme con mi madre fue a través del silencio, no de las palabras.»
Leer y escribir para comunicar
El lenguaje que Franco Félix ha alimentado por tantos años está vinculado con los libros que ha leído: «Tengo un continuo diálogo con los libros y para escribir éste me leí una breve biblioteca de literatura del duelo. Además, me parece necesario reflexionar sobre los arquetipos, como el de la maternidad. Decía Richard Ford que se había dado cuenta de que su madre era algo más que su madre. Cuando entendió eso se le abrió el mundo. Yo quise explicarle a los demás que mi madre era algo más que mi madre y por eso busqué registrar ese pasado invisible».
El escritor mexicano observa a la literatura como un fenómeno vinculado con la lentitud, «con el abandono de esta velocidad en la que estamos enclavados. La lectura te permite tomarte una pausa o poner entre paréntesis a la realidad y pensar. Sentarte a entender. Ahora más que nunca es necesario leer, sacar a los niños de los celulares. La vida es muy confusa; los libros te ayudan a entenderla, no a huir de ella«, finaliza.