Libros apasionantes que unen música y literatura, recomendados por Carlos Zanón

Foto: Felipe Huertas
Foto: Felipe Huertas

Para Carlos Zanón, la música y la literatura son casi la misma cosa. “Yo empecé a escribir escuchando canciones en la radio”, recuerda. “Esperaba a que tradujeran el título y me ponía a escribir un poema o una letra de canción, imaginando lo que decía esa canción”. Esas dos pasiones, por tanto, han guiado su trayectoria, tanto si ejercía como crítico musical como en su labor de novelista o, incluso, de letrista para músicos como Loquillo o Brighton 64, y también es el catalizador de su nueva novela, Love Song.

Jim, Eileen y Cowboy son tres músicos, los dos primeros pareja, que forman un triángulo emocional de una manera distinta a lo habitual, en los que la amistad sustituye a la pasión. El germen fue una historia real, la que unió a Townes Van Zandt con Susanna y Guy Clark. “Eran tres amigos que estaban enamorados entre sí, pero de una manera distinta”, explica Zanón. “En la biografía de Van Zandt se cuenta que este llamaba todos los días a Susanna Clark y que, cuando murió, ella no volvió a salir de la cama. Era una especie de hermandad. Me interesó hacer una especie de triángulo que no fuera de traiciones y, a medida que me fui metiendo en la historia, me venía todo el rato otro triángulo, el de Byron y Lord Shelley, unos amigos fascinados el uno por el otro, y con una mujer probablemente más potente creativamente que ninguno de ellos entre los dos”.

«Los personajes de la novela son conscientes de que son como una especie de dinosaurios que están viviendo los últimos momentos de algo».

Carlos Zanón

Este atípico triángulo se embarca en una gira de conciertos por garitos de mala muerte de la costa española en la que tocan únicamente canciones publicadas en el año 1985, en un tour con aire a adiós a una manera de vivir. “Es una despedida, pero no tienen claro de qué: si de su relación, de su relación con la música o de la vida. Quería representar un tipo de conexión con la música que ya no existe. Ellos son conscientes de que son como una especie de dinosaurios que están viviendo los últimos momentos de algo. No son unos perdedores, porque pueden vivir de su trabajo, pero sí que representan una manera de disfrutar la música, cuando tenías que esperar meses a escuchar un disco, tenías que elegir qué disco comprabas porque no tenías mucho dinero, y podías asimilar lo que tus músicos favoritos hacían. Ahora la tecnología es tan violenta que no puedes asimilar toda la discografía de alguien de golpe”.

Al mismo tiempo, Carlos Zanón reivindica en Love song una trabajo, el del músico, históricamente maltratado en nuestro país. “A los los músicos no los tomamos muy en serio, y la música es algo mucho más extraño e impredecible de lo que parece”, apunta. “Es el único arte que te puede que puede crear una persona analfabeta, al contrario que la literatura. Hay una cierta generosidad en el hecho del músico. Cuando te gusta un grupo o una canción, aunque luego el resto de su carrera sea un desastre, no le puedes devolver todo lo que te ha dado. La novela es también una reivindicación del oficio de músico y del oficio de compositor, de lo importante que es su trabajo para construir un relato del mundo y de nosotros mismos”.

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