Tenemos un nuevo fenómeno televisivo. The Last of Us, la serie de HBO, ha reabierto con éxito una veta que la ficción actual no se cansa de explorar: la de la distopía apocalíptica. Imaginar mundos en los que un virus, o la propia acción del hombre, acaba con todo tal y como lo conocemos es una estrategia narrativa que ha servido a muchos escritores para cuestionar nuestra sociedad. Por esa razón, seleccionamos algunos de libros distópicos que enganchan tanto o más que The Last of Us.
Libros distópicos sobre futuros apocalípticos
Cuando se imagina el futuro, el pesimismo suele aflorar. Las perspectivas de un planeta empobrecido, con la especie humana amenazada, son un terreno que se presta a historias que nos inquietan y nos fascinan. En Hijos de los hombres, la desigualdad y el control social se unen a la práctica incapacidad de la especie humana para engendrar hijos. Una sociedad en guerra, en la que proteger las fronteras es vital, es el punto de partida de El muro. En ella, John Lanchester nos plantea una parábola del Reino Unido actual.
La madre y el hijo que protagonizan El Libro Azul de Nebo también sobreviven al fin de la sociedad tal y como la conocemos. Sin embargo, Manon Steffan Ros utiliza ese escenario para crear una narración más evocadora sobre el poder de la palabra para reconstruir nuestro mundo. Y en La parábola del sembrador, Octavia E. Butler se adelantó varias décadas a la crisis climática. La suya es una narración en la que el caos social lleva a una familia a aislarse de los peligros que les acechan.
Libros que imaginan sociedades futuras
No todas las narraciones se centran en un mundo destruido en el que impera la ley del más fuerte. Hay autores que toman elementos del presente para acentuarlos en un futuro próximo. En el caso de El todo, la continuación de El círculo, es el control y el poder que ejercen las grandes multinacionales tecnológicas lo que sirve a Dave Eggers para ponernos en alerta. En Klara y el sol, el Nobel Kazuo Ishiguro explora las posibilidades, relaciones y sentimentales, que puede provocar el desarrollo de la Inteligencia Artificial. Por último, Vladímir Sorokin imagina en El día del oprichnik una Rusia que regresa a prácticas del medievo: aislada del mundo por una gran muralla y gobernada con mano de hierro. ¿Les suena?