Las primeras lecturas de nuestra vida son las que nos marcan. Hay determinados libros que, a una edad temprana, nos cambian como lectores. Hoy nos fijamos en una serie de libros que, clásicos aparte, pueden generar ese efecto en los jóvenes amantes de la literatura: libros para leer antes de llegar a la frontera de los 20 años.
Hay historias que nos tocan por lo que tienen de iniciático, por la manera en la que reflejan el crecimiento de sus personajes. Es el caso de Llámame por tu nombre, de André Aciman, el descubrimiento del amor y sus sinsabores, o de La campana de cristal, la novela llena de dolor de Sylvia Plath sobre el paso a la madurez en la gran ciudad.
El dramatismo en la adolescencia es una sensación que se experimenta de manera poderosa, y que establece quién somos emocionalmente. Novelas como Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro, han explorado esas áreas de etapas cruciales en la vida, pero también desde otras perspectivas como la de la raza y la clase, como Zadie Smith en Dientes blancos.
La literatura iberoamericana ha dado grandes obras de iniciación recientemente, reflejando realidades y contextos diversos. La violencia y la desigualdad rodean a los adolescentes de Fernanda Melchor en Páradais, mientras que el terror y la historia de argentina son los motores de Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez, y lo que mueve la historia de su protagonista, desde la infancia a la adolescencia.
El hastío, por último, ante la llegada de la madurez es un tema recurrente en lo literario. Eso se comprueba en Mi año de descanso y relajación, de Otessa Mossfegh, y en alguno de los relatos de Paulina Flores en Qué vergüenza, las recomendaciones que cierran esta lista para leer antes de llegar a los 20 años.