Si intentásemos condensar el argumento de Las mutaciones, el debut del mexicano Jorge comensal, en una sola frase, el lector pensaría que está a punto de enfrentarse a un drama. Un abogado descubre un día que ha perdido el habla, para poco después averiguar que se enfrenta a un extrañísimo tipo de cáncer de lengua. A partir de esa terrible noticia, y de su obligado mutismo, asistimos a las vidas de varios personajes relacionados con él (su familia, su empleada doméstica, su médico, su terapeuta…) con un tono que se aleja mucho de lo solemne. El resultado es un libro que trata temas serios desde una perspectiva ligera, un libro con humor (que no de humor) sobre la enfermedad y la muerte.
“El temor al que quería desafiar en este libro es el de la ignorancia y el de la moralización de la enfermedad”, explica a Librotea el propio Comensal en Madrid, poco antes de participar en un encuentro sobre literatura y humor. “La moralización tiene que ver con la asociación del cáncer con lo malvado, con lo corrupto moralmente, como cuando decimos ‘la corrupción es el cáncer de nuestro gobierno’. Esas analogías son muy perniciosas”.
Parte del origen de Las mutaciones se encuentra en dos experiencias conectadas de forma casual. “Para terminar la carrera quise hacer una investigación sobre gramática y cómo las lesiones cerebrales afectan a la articulación del lenguaje”, relata el autor. “Quise asistir a un grupo de terapia del lenguaje de un hospital muy grande de México DF, y la persona que lo dirigía me dijo que lo más sencillo era que, para que no tuviese problemas para acceder, me pusiese una bata del hospital. Hace poco descubrí que mi padre hacía lo mismo, en el mismo hospital, hace 30 años, pero para poder llevarle comida a su hermano, que estaba enfermo de cáncer terminal, o para pasar a gente a verle”.
De esta forma, por una parte se estaba fraguando la personalidad de Ramón, ese abogado que se ve privado del habla, y de la enfermedad que se la ha robado. “Aunque es una obviedad, en ese grupo de terapia me percaté de lo importante que es el lenguaje y cuán desvalidos quedamos cuando perdemos la capacidad de hablar. Y ese tío que murió de cáncer generó gran parte del ambiente familiar y del tabú que quería desafiar en el libro”, explica.

El secreto de Las mutaciones, más allá de los temas que trata, se encuentra en el tono de Comensal, que nos enfrenta a las situaciones, tan trágicas como absurdas, que se dan en situaciones desgraciadas. “Fue una búsqueda de equilibrio”, asegura. “Tenía el peligro de deslizarme hacia distintos fosos, el de la divulgación científica, el de la literatura tremendista, o la del costumbrismo cómico. Y tampoco quería hacer humor, sino hacer una novela que resultase agradable, que retratase el tren de pensamiento de los distintos personajes, o jugar con el ritmo de las frases”.
Esa relación, a veces esquiva, entre humor y literatura, tiene para Comensal un origen concreto. “Es algo que arrastramos desde el Romanticismo, que adoptó un sentimiento trágico sobre la existencia”, asegura. “Parece que la alta cultura tiene que ser muy solemne y la baja cultura no, pero ahí hay un malentendido: que cuando eres solemne eres serio, y cuando eres irreverente no lo estás siendo, y no es necesariamente así. Yo trato con mucha seriedad los temas de la novela, pero intento hacerlo sin solemnidad, con ligereza. A veces, para sobrevivir, hay que afrontar los desafíos con humor”. Para terminar, nos habló de algunos de sus libros favoritos que utilizan el humor.