Los empleados, la primera novela de la escritora danesa Olga Ravn, es uno de esos libros que demuestra que no todo está ya escrito. Desde la ciencia ficción, la autora nos habla de los límites entre humanidad y tecnología, de la tiranía empresarial y de la nostalgia de regresar a la naturaleza. Una obra sorprendente que desafía las convenciones de lo distópico. Hablamos con ella de esta novela y nos recomienda libros que desafían los límites humanos.
Video: entrevista con Olga Ravn
Cuando escribió Los empleados, Olga Ravn todavía no podía ganarse la vida como escritora. “Había publicado antes un par de libros, pero no ganaba suficiente dinero. Así que tuve que tener un trabajo a tiempo parcial. Un trabajo de oficina, administrativo, que realmente no tenía mucho sentido para mí”, recuerda. Después, tuvo a su primer hijo. “Cuando regresé al trabajo, vine de cuidar a un bebé donde no hay día y noche y fue como si me hubieran arrancado una cinta de los ojos sobre cómo ordenamos nuestra vida en una parte doméstica y una vida laboral y pública”.
Esa experiencia profesional dio pie a Los empleados. Construido en base a una serie de testimonios de trabajadores de una misión espacial cercana a un nuevo e inexplorado planeta, la novela nos va dando poco a poco elementos para ir atando los cabos de lo que sucede. “Tenía el deseo de escribir ciencia ficción”, aclara Ravn. “Algunas personas podrían decir que la definición de ciencia ficción se basa en desconfiar de la tecnología, pero yo más bien desconfiaba del lugar de trabajo y de su lenguaje. ¿Es nuestro trabajo la parte más importante de la identidad? También quería escribir sobre cómo el cuerpo humano es parte de la ecología del planeta. Así que intuitivamente tomé la decisión de sacar a los personajes de su entorno. En gran medida, es un libro sobre estar fuera de lugar. Un entorno de trabajo en el que te dicen que eres una cosa, pero en realidad eres más que eso”.
A través de los testimonios de Los empleados, descubrimos que en la plantilla conviven humanos con humanoides. “Tuve que trabajar muy duro para que la gente se identificara con los personajes humanoides. Comencé a escribir textos en los que no sabemos qué tipo de personaje está hablando, y entonces tienes que buscar señales, creo que tu primer impulso es ponerse del lado de los humanos, pero de repente te preguntas si es un humano. ¿Cómo lo sé realmente? Tal vez sea un humanoide. Quería hacer que esa inquietud se trasladara al lector”.
