El nuevo trabajo de Tulsa no es un disco al uso, ni sus directos son unos conciertos habituales. En Amadora, la compositora guipuzcoana da un giro a una carrera que supera ya las dos décadas con una propuesta que aúna música y teatro. Hablamos con ella de esta nueva etapa y nos recomienda libros que son experiencias de vida.
Video: entrevista y libros recomendados de Tulsa
“Hay una experiencia personal que tuve con el dolor, un dolor no grave, pero que me tuvo postrada el verano de 2021. Ahí empecé a pensar en el dolor y la limitación del cuerpo”, explica Miren sobre el nacimiento de Amadora. “En mi experiencia diaria tengo mucha relación con personas que tienen dolor, porque soy psiquiatra, y me encuentro siempre con una frustración y un dolor muy masivo en muchas mujeres. Eso me dispara preguntas de si tiene que ver con algo cultural a lo que la medicina no está llegando bien, porque son mujeres que en general andan dando vueltas entre un servicio y otro: reuma, unidad del dolor, antidepresivos, ansiolíticos, analgésicos… Claramente no se está llegando al meollo de la cuestión, a las familias o a la sociedad como causante, muchas veces, de este dolor”.
Así, inspirada por las experiencias vitales de muchas mujeres y un malestar que ya parece crónico, ha surgido un proyecto que va de lo musical a lo escénico, y que se estrenará en el Festival de Otoño de Madrid. “Por otro lado, tenía muchísimas ganas de salir un poco del circuito prototípico de hacer un disco e intentar moverlo en salas y en festivales. Llevo muchos años en esto y no quiero estar condicionada a que a los promotores de festivales les guste mi proyecto”, cuenta. Fantaseando dónde me gustaría a mí hacer mis conciertos, dije ‘en un teatro’. Pensé que era una fantasía poco realizable, pero a la vez muy atractiva, hacer una extensión dramatúrgica y escénica, y que merecía la pena ver ese dolor en escena, porque a veces los dolores solo se entienden si son escenificados o representados”.
Para este viaje, Miren ha trabajado junto a la dramaturga María Velasco. “La contacté, porque no la conocía personalmente, y ella sorpresivamente me contestó muy favorablemente”, recuerda. “En seguida le atrajo el proyecto. Es increíble estar ahora mismo en este punto, vamos a empezar los ensayos en septiembre y podemos estrenar encima en el Festival de Otoño, que es un lujo máximo impensable para mí”.
Amadora ha representado varios retos para Miren. “Tiene la parte buena de que tienes una consigna más clara, es como crear desde un marco ya prefijado. Y luego la parte mala de que cualquier consigna a veces supone también una restricción”, explica. “Pero yo lo he disfrutado muchísimo. El mayor reto era hablar por otra persona, pero a la vez identificar qué cosas tengo yo de esa persona. Hablando con María, siempre estaba la cuerda floja de a ver si aquí nos estamos cayendo, porque no somos madres ninguna de las dos, no hemos vivido esa experiencia. Pero sí que hay algo que se proyecta íntimamente, hacia nuestras madres, una experiencia muy cercana”.