André Aciman escribe desde que era joven, pero sus obras tardaron en difundirse. El problema, explica él mismo, estaba en su enfoque. “Hasta que tuve 35 años pensaba que me faltaba algo, y un día me di cuenta: estaba escribiendo en un siglo distinto”. Profesor de Literatura Comparada y de Escritura Creativa en el Bard College y en las universidades de Princeton y Nueva York, Aciman admite que sus referencias literarias son casi todas anteriores al siglo XX. “Nunca me ha gustado la literatura moderna, pero me di cuenta de que no puedes escribir en una época que no es la tuya. Tenía que encontrar la manera de coger ese siglo anterior y hacerlo contemporáneo, sin perder el factor atemporal”.
Experto en Proust, Aciman encuentra algunos problemas con la prosa de la mayoría de sus contemporáneos. “Es injusto, lo sé, pero es que simplemente no me gusta la tendencia de muchos escritores de escribir muy rápido y de hacerlo en una prosa muy plana”, asegura. “Una prosa plana me ofende, para empezar. No puedes ser plano si estás tratando con sentimientos humanos. Son complicados, tienes que capturar su complejidades y, para capturarlas, tienes que utilizar el tiempo verbal adecuando, el nombre adecuado… y utilizar adjetivos. Ahora la gente casi no utiliza adjetivos, sólo haces frases cortas, una detrás de otra. Para mí, eso no funciona. Entiendo que vende libros, y estamos en el negocio de vender libros, pero yo no quiero hacer eso”.
Por tanto, no es de extrañar que entre las preferencias de Aciman encontremos a autores clásicos, desde Ovidio hasta Dostoievski (Crimen y castigo fue el libro que le cambió la vida). Sólo dos autores contemporáneos se cuelan en su lista. “Y están ambos muertos”, advierte él. Estas son las obras que han creado al escritor de Llámame por tu nombre.