Llorar es terapéutico, en especial si es a través de la ficción. Cuando una obra de arte nos lleva a las lágrimas, el efecto es casi catártico: sacamos algo de dentro que nos hace sentirnos mejor. En la literatura, esa sensación ha sido explorada en innumerables ocasiones, dando lugar a un buen puñado de obras maestras. Hoy nos fijamos en algunos de los mejores libros para llorar de emoción.
Libros para llorar por amor
El amor y, más concretamente su pérdida, es quizás el tema que más melancolía nos produce. También, el que más obras literarias ha generado. Un clásico de esa nostalgia por lo que pudo haber sido y no fue es Carta de una desconocida, de Stephan Zweig, uno de esos libros que emocionan por ir a la raíz de los sentimientos. De lo que sí sucedió y quedó en el recuerdo nos habla Julian Barnes en La única historia, novela que rememora el amor juvenil visto desde la perspectiva de la madurez.
Libros para llorar por la amistad
Los altibajos de la amistad son otro aspecto que la literatura explora para conseguir despertar emociones. En Tan poca vida, las relaciones entre cuatro amigos a lo largo del tiempo nos provocan tanta ternura como amargura. Algo similar sucede en Canciones de amor a quemarropa, de Nickolas Butler, que narra el reencuentro de otros cuatro amigos a los que la vida ha llevado por caminos distintos. Y de las relaciones entre un grupo de mujeres con el corazón roto nos habla Marcela Serrano en El albergue de las mujeres tristes.
Libros para llorar por la pérdida
La pérdida, por último, es quizás el tema más complicado de tratar, y sin duda el más trágico. La manera en la que Maggie O’Farrell nos narra en Hamnet el fallecimiento del hijo de William Shakespeare es una de las grandes obras literarias recientes. De igual forma, la vida después de que la pareja de la protagonista muera es el motor de Solo nos queda esperar lo mejor, de Carolina Setterwall. Y de la pérdida más dolorosa, la de un hijo, trata la profunda y estremecedora Lo que no tiene nombre, de Piedad Bonnett.
LO QUE NO TIENE NOMBRE