Angelica Quiñonez

Angélica Quiñonez (1990) Licenciada en Comunicación y Letras, siempre tuvo la inquietud de conectar con otras personas a través de las palabras.
Los libros de Angelica Quiñonez
Lo que opina Angelica Quiñonez
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Siguiendo el espíritu de mi novela, que no tiene voces ni protagonistas femeninas, todas mis recomendaciones son de autoras. La primera es la que siempre menciono como mi novela favorita: El Dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy. Es una obra de realismo mágico desgarradora que releo periódicamente y que siempre me conmueve profundamente. Esta extraordinaria novela, ganadora del premio Booker, explora el trauma familiar y cómo repercute a través de generaciones en nuestra identidad y destinos. Además, ofrece una perspectiva fascinante sobre la experiencia postcolonial en India. Sin duda, una obra maestra.
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Muy alineada con lo que inspiró mi novela, Hija de Eva, es El cuento de la criada, de Margaret Atwood, una lectura esencial que todos deberíamos conocer. Cada vez que encuentro esta novela en alguna biblioteca, la vuelvo a leer. Recientemente disfruté su versión en novela gráfica, igualmente impactante.
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También quiero destacar La hija única, de Guadalupe Nettel, autora de la que soy gran admiradora. Este libro examina cómo nuestra crianza e infancia moldean nuestra vida adulta, particularmente en el caso de las mujeres y su relación con su cuerpo, identidad y pasado. La novela explora con especial sensibilidad las relaciones materno-filiales. Nettel tiene un estilo único de observación minuciosa del mundo interior de sus personajes, encontrando emotividad en detalles cotidianos como la preparación de un plato de comida, esos pequeños momentos que conforman nuestra realidad y que a menudo olvidamos.
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Siempre recomiendo La ruta de su evasión, de Yolanda Oreamuno, porque necesitamos leer más autoras centroamericanas. Esta novela aborda una saga familiar con dinámicas completamente disfuncionales, explorando las relaciones de paternidad y conyugalidad. Muestra cómo espacios que deberían estar llenos de afecto y comprensión pueden convertirse en escenarios de violencia, revelando las facetas más oscuras de la condición humana. Es una obra conmovedora que invita a reflexionar sobre la complejidad de las relaciones familiares y la dualidad inherente al ser humano, donde coexisten bondad y crueldad.
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Siempre recomiendo La ruta de su evasión, de Yolanda Oreamuno, porque necesitamos leer más autoras centroamericanas. Esta novela aborda una saga familiar con dinámicas completamente disfuncionales, explorando las relaciones de paternidad y conyugalidad. Muestra cómo espacios que deberían estar llenos de afecto y comprensión pueden convertirse en escenarios de violencia, revelando las facetas más oscuras de la condición humana. Es una obra conmovedora que invita a reflexionar sobre la complejidad de las relaciones familiares y la dualidad inherente al ser humano, donde coexisten bondad y crueldad.
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Siguiendo el espíritu de mi novela, que no tiene voces ni protagonistas femeninas, todas mis recomendaciones son de autoras. La primera es la que siempre menciono como mi novela favorita: El Dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy. Es una obra de realismo mágico desgarradora que releo periódicamente y que siempre me conmueve profundamente. Esta extraordinaria novela, ganadora del premio Booker, explora el trauma familiar y cómo repercute a través de generaciones en nuestra identidad y destinos. Además, ofrece una perspectiva fascinante sobre la experiencia postcolonial en India. Sin duda, una obra maestra.
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Muy alineada con lo que inspiró mi novela, Hija de Eva, es El cuento de la criada, de Margaret Atwood, una lectura esencial que todos deberíamos conocer. Cada vez que encuentro esta novela en alguna biblioteca, la vuelvo a leer. Recientemente disfruté su versión en novela gráfica, igualmente impactante.
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También quiero destacar La hija única, de Guadalupe Nettel, autora de la que soy gran admiradora. Este libro examina cómo nuestra crianza e infancia moldean nuestra vida adulta, particularmente en el caso de las mujeres y su relación con su cuerpo, identidad y pasado. La novela explora con especial sensibilidad las relaciones materno-filiales. Nettel tiene un estilo único de observación minuciosa del mundo interior de sus personajes, encontrando emotividad en detalles cotidianos como la preparación de un plato de comida, esos pequeños momentos que conforman nuestra realidad y que a menudo olvidamos.
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Siempre recomiendo La ruta de su evasión, de Yolanda Oreamuno, porque necesitamos leer más autoras centroamericanas. Esta novela aborda una saga familiar con dinámicas completamente disfuncionales, explorando las relaciones de paternidad y conyugalidad. Muestra cómo espacios que deberían estar llenos de afecto y comprensión pueden convertirse en escenarios de violencia, revelando las facetas más oscuras de la condición humana. Es una obra conmovedora que invita a reflexionar sobre la complejidad de las relaciones familiares y la dualidad inherente al ser humano, donde coexisten bondad y crueldad.