Un día Charito descubrió que no solo las personas tienen nombre. También las cosas, los lugares, las casas, los planetas, los juguetes… Parece importante este asunto de los nombres… ¿Para qué sirven los nombres? ¿Vamos a descubrirlo?
Otros libros de Luciano Saracino
Un monstruo demasiado ruidoso (Lina y los amigos del arcoíris 1)
