Sinopsis
¿Cómo actúa ese genio interno que esconde nuestra lengua? ¿Cómo es el alma del español? Hablamos gracias al influjo de su lámpara maravillosa: nos expresamos conforme a sus decisiones, heredamos frases y recursos estilísticos, y continuamos las estructuras sintácticas que él diseñó. El genio del idioma es la personalidad de una lengua, lo que la vuelve reconocible frente a otras y le da estabilidad y coherencia. Complejo y contradictorio, se resiste a las modas y resultará inútil todo intento de forzar cambios en él, pero se adapta con naturalidad, paciencia y mesura a las necesidades de una sociedad moderna. Sus decisiones han sido tan sabias y atinadas que es inevitable imaginar a un ser sensacional capaz de organizarlo todo con pulcritud, y confiar en esa fuerza viva. Este genio misterioso, que actúa de manera sincronizada a ambos lados del Atlántico, es quien llamó «cardenales» a las autoridades eclesiásticas, pues vestían de cárdeno; quien estableció un maravilloso sistema de acentuación; quien ya sólo deja crear verbos terminados en -a r; quien adoptó encantado palabras como «locomotora»; y quien difícilmente cambiará de criterio ahora, ante unas innovaciones técnicas que a él no le parecen importantes porque las ve pasajeras y sabe que, al cabo, le seguirán necesitando. Al rastrear sus pasos, al entender lo que prefiere, cómo se comporta desde hace siglos y cuáles son sus manías, conocemos mejor nuestra lengua y somos más capaces de prever su evolución futura.