Andrea Chapela: libros entre el amor y el fin del mundo
La escritora mexicana habla sobre su nueva novela, "Todos los fines del mundo", donde explora el amor, la amistad y un futuro marcado por la crisis climática.

La escritora mexicana Andrea Chapela habla sobre su nueva novela, Todos los fines del mundo, donde explora el amor, la amistad y un futuro marcado por la crisis climática. Además, recomienda libros que van entre el amor y el fin del mundo.
Videoentrevista con Andrea Chapela

Del amor y la ciencia ficción
Todos los fines del mundo sigue a Angélica, una joven mexicana en un Madrid futurista donde el clima ha exacerbado las desigualdades. Atrapada en una relación ambigua y en la incertidumbre de un mundo que se desmorona, la protagonista de esta novela de Andrea Chapela se pregunta qué significa amar y con quién compartir el apocalipsis. Dividida en tres partes que juegan con la percepción del lector, la novela es tanto un experimento narrativo como una indagación personal.
¿De qué trata tu novela Todos los fines del mundo, Andrea?
Es un libro sobre una chica que se llama Angélica que está viviendo en Madrid y ahí entabla una relación que no termina de entender, cuyo nombre no sabe cuál es, con una pareja. Y este es un Madrid futuro, a lo mejor a 30 a 50 años en el futuro, en que el clima se ha exacerbado muchísimo, y a lo largo del libro, Angélica se pregunta cuál es la diferencia entre el amor y la amistad y qué hacer con eso. También comienza a preguntarse con quién le gustaría pasar el fin del mundo, porque las cosas se están poniendo cada vez peor, hasta que llega el fin.
Háblanos de las tres partes que conforman tu libro.
Desde que comencé a escribir el libro había estas tres partes, porque me gustan mucho los libros que juegan con la forma y donde cada parte recontextualiza lo que ya leíste. Angélica está en toda la novela y es la perspectiva que tenemos, pero de alguna manera nos va colocando juegos. Por lo menos yo lo veo así, son como juegos con el lector en el que se va poniendo entre dicho qué es la ficción, qué es la verdad, qué es la ciencia ficción, qué es la escritura misma. Y ese es el tipo de libros que a mí me gusta leer, que me fascinan, y estaba muy emocionada de intentar hacer uno yo misma.
¿Por qué elegiste explorar el amor y su vinculación con la amistad?
En parte, porque la protagonista tiene un montón de dudas acerca de este tema que en realidad son mías. Entonces, lo exploré porque sí, porque me fui dando cuenta a lo largo de mis veintes que era un tema interesante y me parecía que algunas personas lo tenían claro y yo estaba siempre confundida. A través de muchas conversaciones fui escribiendo el libro y me di cuenta de que no, que a lo mejor nadie sabe exactamente cuál es la diferencia entre la amistad y el amor romántico y que en realidad esto no ha cambiado mucho en la historia, solo que le hemos ido dando distintas formas. Un poco por eso decidí escribir este libro, porque es una de las grandes confusiones de mi vida.
¿Qué papel tiene la exploración de los vínculos sexoafectivos en la literatura?
Creo que es una preocupación común. Han salido muchos libros de no ficción que hablan de eso y de hecho yo leí muchos libros que van del poliamor a la asexualidad y de distintos tipos de relaciones no convencionales. Por una parte, porque tenía dudas personales, y por la otra porque estaba escribiendo este libro, pero creo que es una de las preocupaciones que tenemos ahora mismo: muchos de los modelos de relación que hasta ahora hemos tenido (no sé si decir canónicos, pero sí que han sido de nuestros padres y de nuestros abuelos), a muchas personas en mi generación ya no le satisfacen. Creo que siempre ha habido gente a la que no le satisfacen, pero creo que ahora hay más.
¿Cómo te toca el tema del futuro y el cambio climático?
Me parece uno de los temas más importantes. En el 2019 hablé con una escritora española, Sofía Rhei, que es muy amiga mía, y ella me decía que no deberíamos escribir nada que no hable del cambio climático que está sucediendo, porque es una realidad y es urgente. Cada primavera nos quejamos del creciente calor de la Ciudad de México y sabemos que las cosas están empeorando, que vamos pasando distintos momentos de no retorno; es muy difícil entender qué es lo que está pasando. No sé que tanto ayude la literatura, pero creo que sí ayuda a generar una atmósfera, a colocar las cosas sobre la mesa, a hacer conversación. Entonces, para mí es muy importante continuar escribiendo sobre cambio climático, distintas visiones sobre él, y me gustaría que, como esta novela, las siguientes sean más o menos esperanzadoras.
¿Cómo fue escribir tu vivencia como mexicana en España?
Yo viví en España y en Estados Unidos. Ahí es normal que uno se sienta fuera de lugar porque el idioma es otro, y uno pensaría que en España o en estos lugares donde uno comparte el idioma seríamos iguales, y en muchas formas lo somos, pero las diferencias luego son sutiles. La sutileza de las palabras y la diferencia en cómo las usamos. Por ejemplo, nunca soy tan consciente de mi mexicanidad como cuando estoy allá. Hay palabras y expresiones que das por sentado hasta que le parecen extrañas a alguien, y te hacen mirarte a ti misma desde un extrañamiento, que es algo que para mí hace la ciencia ficción: generar una nueva realidad que te permite ver la tuya y tu cotidianidad es un extrañamiento. Eso me gusta, me permitió ver mi propio lenguaje desde un lugar que no lo había visto y pensar las cosas desde otros sitios. Y, claro, está esa diferencia gigantesca de que los españoles no digan "te amo" o, sí lo dicen, pero para ellos el "te quiero" ya es muy eso, ¿no? O que te "han echado de menos" en vez de "extrañar". Hay muchas pequeñas diferencias en el lenguaje del querer que me fascinan.
Sobre la literatura mexicana
Para Andrea Chapela, la literatura mexicana actual está muy viva "en todos los niveles del ecosistema, que está sano y está en crecimiento. El hecho de que cada vez tenemos más autoras independientes, de que hay sellos independientes que están publicando autores jóvenes, además de los grandes sellos, me hace pensar en eso", comparte.
¿Y cómo ves la ciencia ficción mexicana?
Es extremadamente interesante cómo en los últimos años ha explotado: hay talleres, hay grupos, hay muchísimas revistas que pagan por escribir y salen cada dos meses o tres. Hay esfuerzos muy grandes y a mí eso me habla de que hay un montón de gente que está escribiendo, leyendo y de mucho entusiasmo por el género. También otra cosa que refleja un cambio es la cantidad de grupos de lectura que hay. Claro, seguimos siendo un país que parecería por todas las estadísticas que no lee, pero para mí la el nacimiento de un libro como el mío me hace ver que a lo mejor no leemos tanto para el tamaño del país que somos, pero sí se está leyendo y sí se está escribiendo y sí se están haciendo cosas. Hay muchos proyectos alrededor de los libros. Por ejemplo, el hecho de que ya existe una feria como "la otra feria", de editoriales independientes, es importante, porque hace 10 o cinco años no existía eso, y se está generando un ecosistema muy interesante. Además, está la gran cantidad de escritoras que están escribiendo. Desde mi trinchera, a mí lo que más me impresiona es la cantidad de ciencia ficción que se ha escrito en los últimos cinco años. Cada vez hay más escritores que desde México y desde España están publicando en inglés, en revistas en inglés, que están en conversación con Latinoamérica. Yo estoy muy emocionada.
¿Esperabas el éxito de tu literatura?
No sé si alguna vez lo he esperado, pero es verdad que llevo mucho tiempo escribiendo, casi 20 años, y ya pasaron 15 años desde que publiqué mi primer libro. Entonces, todo ha sido poco a poco. En mis primeras presentaciones había muy poca gente, pero eran también maravillosas por acogedoras, en cafés muy pequeñitos, con gente muy entusiasta, y una de las cosas bonitas de ahora es que gente que he estado en esas presentaciones, cuando yo tenía 19 años, siguen viniendo, tienen mis libros. Por supuesto, tengo lectores nuevos que han llegado en los últimos cinco años, pero me emociona darme cuenta de que hay gente que va siguiéndome a lo largo del tiempo, que mis libros siguen mi vida tanto como las de ellos. Entonces, no sé si es algo que espero. Hay cosas que temo y hay cosas que me harían ilusión, pero siempre es un ruido al que trato de no escuchar, porque si no, no se puede escribir. Pero ahora que ya salió el libro, estoy feliz. La verdad es que siento un recibimiento cariñoso y eso es muy bonito.
¿Qué opinas de la visión positiva hacia tu obra por parte de las escritoras consagradas?
Yo se los agradezco, le agradezco a quien sea que se tome el tiempo de leerlo, pero además, creo que las mujeres que estamos escribiendo ahorita siempre le debemos mucho a las que han venido antes de nosotras. El clima ahora es muy distinto a hace siete años, 14 años, ¿no? El número de mujeres, la manera en la que conversamos o nos encontramos o los espacios que podemos ocupar tiene que ver con espacios que han ocupado gente antes de nosotras, y el hecho de que incluso las personas que ya tienen otro lugar nos recomienden, nos lean, continúen en conversación con lo que está pasando, es otro gran buen síntoma de que la literatura mexicana no es estática, sino que están pasando cosas positivas que se agradecen.
Andrea Chapela: libros entre el amor y el fin del mundo
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Recomiendo El amigo, de Sigrid Núñez, una novela en la que no se sabe muy bien cuál es la realidad, cuál es la ficción, cuál es el ensayo y cuál es la novela. Trata sobre una mujer que tiene que adoptar un perro gran danés en Nueva York.
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Mi novela mexicana favorita de todos los tiempos, Pánico o peligro, de María Luisa Puga, que es una novela sobre una Ciudad en México que ya no existe y sobre una muchacha, Susana, que está tratando de contarle a alguien su vida.
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Mugre rosa, de Fernanda Trías, me dio las primeras claves que obtuve de cómo escribir sobre el cambio climático en la literatura y es una escritora de la que todavía estoy aprendiendo.
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Todo sobre el amor, de Bell Hooks, es un libro que llegó a mi vida en el momento exacto, cuando me sentía más triste sobre el amor, y me hizo volver a pensar que, pues sí, de todo esto debe tratarse del amor.
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El emisario, de Yoko Tawada, es un libro de ciencia ficción japonés cuyo tono me ayudó a entender cómo escribir mi novela Todos los fines del mundo.
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Hay dos libros que para mí están superrelacionados con el tipo de ciencia ficción que yo hago. Uno es Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro, y Estación Once, de Emily St. John Mandel. Ambos son libros de ciencia ficción, pero a lo mejor no tan convencionales desde lo emocional, y si mi novela Todos los fines del mundo les gusta, yo creo que estos libros también, porque viven en universos emocionales parecidos.