EL RECOMENDADOR DE LIBROS

Logo Milenio
Logo Librotea
Estanterías

Angélica Quiñónez recomienda voces femeninas imprescindibles

La autora guatemalteca habla de su novela de ciencia ficción donde las mujeres desaparecen: toda una reflexión sobre género, supervivencia y sociedad hiperconectada.

Angélica Quiñónez recomienda voces femeninas imprescindibles. Foto: cortesía
Angélica Quiñónez recomienda voces femeninas imprescindibles. Foto: cortesía
Verónica Maza Bustamante Américas /

¿Qué pasaría si un día todas las mujeres desaparecieran? La escritora guatemalteca Angélica Quiñónez aborda este impactante escenario en su primera novela, Hijas de Eva. En esta entrevista nos sumergimos en su proceso creativo, sus influencias literarias y las reflexiones sociales que inspiraron este libro en donde la desaparición de lo femenino obliga a la humanidad a enfrentar sus contradicciones más profundas. Además, recomienda voces femeninas imprescindibles.

Videoentrevista con Angélica Quiñónez

Angélica Quiñonez: entrevista y libros recomendados
Angélica Quiñónez: entrevista y libros recomendados

Un mundo sin mujeres

Con una narrativa audaz sobre género, identidad y supervivencia, Angélica Quiñónez nos lleva a explorar los límites de la humanidad cuando pierde una parte fundamental de sí misma: las mujeres. Desde su formación en comunicación hasta su visión sobre la sociedad hiperconectada, la escritora comparte los detalles detrás de Hijas de Eva, un libro que genera debates necesarios en nuestra época.

En tus propias palabras, ¿de qué va Hijas de Eva?

Es una novela de ciencia ficción que explora lo que sucede cuando, un sábado de 2025, todas las mujeres biológicas, es decir, todas las personas con cromosoma XX en el planeta, desaparecen. No se trata de un evento explosivo o un cataclisma, sino de una desaparición instantánea. La historia aborda el dilema que enfrentan los hombres para sobrevivir como especie sin una parte fundamental de la humanidad: cómo van a prosperar, qué ocurre cuando se elimina toda la feminidad del planeta o cómo persiste en diferentes formas. Ese intento desesperado por adaptarse y sobrevivir, ese impulso básico de todos los seres vivos, es precisamente lo que sucede en esta novela.

¿Cómo se te ocurrió plasmar un mundo sin mujeres?

Me impactaba pensar en mi sobrina, que durante la pandemia tenía unos siete u ocho años. Lo que más me afectaba era imaginar que no existía una narrativa clara sobre lo que estaba pasando. En cambio, te llegaba una ola de información por un lado, desinformación por otro, el pánico que transmitía la vecina, lo que entendió tu compañero de clase en el chat. Esa experiencia que todos tuvimos de un evento que nos obligó a cambiar nuestra forma de interactuar, de entender nuestro cuerpo y esa relación que tenemos con este mundo superconectado y superinformado. Ese ecosistema fue lo que originalmente inspiró la novela. Paralelamente, me hacía esa pregunta que cada vez cobra más fuerza: ¿qué pasaría si las mujeres desaparecieran? 

¿Y qué pasa en tu novela cuando desaparecen las mujeres del planeta?

Lo primero que ocurre, como sucede con todos los eventos traumáticos, es que las personas retroceden a un estado casi infantil, no de inocencia, sino de desconocimiento y vulnerabilidad. Los hombres buscan consuelo en lo familiar: quienes se resignan, quienes recurre a la religión o confía en la ciencia, quienes siguen su vida como si nada e incluso quienes se alegran de que las mujeres hayan desaparecido, formando un movimiento de misoginia sistémica y oscura. 

Eso es lo que explora esta novela, porque es lo que sucede con este tipo de eventos: aparecen quienes afirman que esto es cierto, quienes se preguntan quién tiene la culpa... No hay una respuesta clara y limpia. Eso es lo que trágicamente define la experiencia humana: que no existe una única respuesta.

¿Cómo abordas el tema del género en la novela?

Aquí entra en juego cómo entendemos el tema de género. ¿Qué significa ser mujer? ¿Es algo tan simple como la biología? ¿O incluye tu nombre, tu atuendo, cómo te presentas, tus sentimientos, tu sexualidad? Este es un espacio que también forma parte de la conversación: cómo se ataca, cómo se critica esa falsa sensación de consenso y al mismo tiempo falta de consenso, esa confusión que se llena de odio, rechazo o, peor aún, con un factor explotador y comercial. Esa exotización del opuesto. Quería que esto tuviera un rol importante en la novela, explorando cómo este territorio no es blanco o negro.


Una distopía multiformato

Angélica Quiñónez se formó en Comunicación y Letras en Guatemala. Su carrera abarca la publicidad digital, el periodismo, la comedia mediante stand-ups en festivales centroamericanos y la producción cultural con el web-show La ciudad de los libros. Autora del poemario Teoría de cuerdas (2019), que fusiona física teórica con poesía romántica, y del texto híbrido El atentado del cuaderno negro (2020), con relatos líricos, cómicos y surrealistas inspirados en su experiencia mediática, busca constantemente explorar los límites entre humor, poesía y ficción. Hijas de Eva es su primera novela.

¿En qué género se ubica tu novela?

Es un subgénero de la ciencia ficción que me gusta: la historia alternativa. No quería situarla en un futuro distante, que requiere mucha especulación en el world building, sino especular sobre los valores, dudas y debates que tenemos ahora. Muchos eventos que describo en algunos capítulos parecían tan ridículos que las editoras me preguntaban al respecto y yo les enviaba noticias que demostraban que eso ya estaba pasando. Ya estamos en ese nivel de comercialización, de interpersonalidad, de cultura mediática donde estas cosas son tangibles. De hecho, hace como un mes vi en redes sociales a un robot que puede funcionar como vientre materno, y alguien comentó: "Listo, mujeres, ya no las necesitamos".

El estilo literario es muy cercano a la manera actual del multiformato. ¿Por qué?

Soy licenciada en comunicación y letras, con años trabajando en comunicación y publicidad. Quería plasmar cómo estamos acostumbrados a consumir información en múltiples formatos y voces, con cambios constantes de percepción, bombardeados por diversos registros lingüísticos y hasta por diferentes personalidades que adoptamos. No somos la misma persona cuando leemos una noticia, un correo del trabajo o respondemos un WhatsApp. Este matiz ha creado una sociedad superconectada, superdigitalizada y superinmediata. 

Quería incorporar esta experiencia en la novela, incluyendo cómo nos afectan interpersonalmente elementos como las secciones de comentarios, donde a menudo vemos lo peor de la humanidad en internet. Esta es una novela muy "internet", llena de referencias culturales y sorpresas, porque así funciona ahora nuestro entendimiento. Por eso no quería una estructura lineal, igual que nuestra experiencia con eventos como la pandemia, donde todo ocurría simultáneamente. 

Disfruté al experimentar con diferentes géneros, voces y narradores: hay un poeta, un reggaetonero, un escritor de viajes, periodistas de opinión y científicos.

¿Cómo es que viniendo del periodismo y la poesía, caes a la novela?

Fue muy entretenido. Aunque he escrito muchas cosas que no se publicaron, empecé con poesía y narrativa corta (mi libro anterior era de relatos), sentía que me faltaba una experiencia más tangible donde pudiera combinar la emotividad de la poesía con mi estilo habitual de cuentos de humor negro y perturbador. Me gusta ese concepto del "valle de la inquietud", donde todo parece normal pero hay algo levemente incómodo, algo desviado de lo esperado. Finalmente encontré una historia con la que me identificaba plenamente, una oportunidad para explorar temas complejos como la masculinidad y paternidad, mostrando que no es que todos sean malos o estén equivocados, sino que nadie lo está haciendo del todo bien.

¿Cómo llegaste a la editorial Lumen?

Tuve una excelente editora, que creyó en el proyecto desde el inicio. La conocí colaborando con booktubers durante la inauguración de una librería en Guatemala;  mientras tomábamos vino, me preguntó por qué no había escrito nada. Le conté que acababa de enviar esta novela a un certamen donde, por supuesto, no gané. "Ahora soy una novelista frustrada certificada", bromeé. Pero se la envié, ella la leyó y creyó en esta idea narrativa de múltiples narradores no confiables, con una estructura que parece lineal pero no lo es, dando al lector la responsabilidad de interpretar qué partes le resuenan o incomodan. Eso es lo que me gusta de la ciencia ficción: cómo, al tocar algo paralelo a la realidad pero con una pequeña desviación, nos impacta.

¿Y qué viene después de Hijas de Eva?

Recientemente terminé otra novela, no de ciencia ficción sino inspirada en algo real, donde la especulación va hacia el entorno emocional, intelectual y psicológico que lleva a cierta tragedia. Disfruté la experiencia de escribir novela, y aunque este nuevo proyecto tiene un tono diferente, ambos comparten ese humor oscuro que entiendo no es para todos, pero que espero algunos disfruten.

¿Qué esperas como escritora con esta novela?

Espero conectar con más lectores. He dicho medio en broma que espero que el libro sea "supercancelado" porque enojará a mucha gente -eso me haría feliz-, pero también espero que se venda bien. Lo más importante es ver cómo la crítica la destruye (y llevarse lo que queda de mi autoestima), pero sobre todo conectar con lectores que ya han visto cosas en la historia que yo no había planeado, lo cual ha sido mágico. Es fantástico cuando los lectores encuentran significados que no habías previsto, porque esa creación del lector es crucial, pues al final el escritor es solo un vehículo para la narrativa.

¿Qué crees que puede causar polémica en México de Hijas de Eva?

Recuerdo que cuando finalmente se publicó estaba muy contenta, pero luego pensé: "Rayos, esto lo va a leer mi abuela", porque incluye descripciones gráficas de sexo, género, paternidad, el tabú de la relación padre-hija, comentarios sobre religión y misoginia, lo LGBT+ y otros temas que desatan lo peor de la humanidad. Ya veremos qué sucede.

Angélica Quiñónez recomienda voces femeninas imprescindibles

  • El dios de las pequeñas cosas

    El dios de las pequeñas cosas

    Arundhati Roy

    Anagrama

    Comillas Logo

    Siguiendo el espíritu de mi novela, que no tiene voces ni protagonistas femeninas, todas mis recomendaciones son de autoras. La primera es la que siempre menciono como mi novela favorita: El Dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy. Es una obra de realismo mágico desgarradora que releo periódicamente y que siempre me conmueve profundamente. Esta extraordinaria novela, ganadora del premio Booker, explora el trauma familiar y cómo repercute a través de generaciones en nuestra identidad y destinos. Además, ofrece una perspectiva fascinante sobre la experiencia postcolonial en India. Sin duda, una obra maestra.

  • El cuento de la criada

    El cuento de la criada

    Margaret Atwood

    Salamandra Bolsillo

    Comillas Logo

    Muy alineada con lo que inspiró mi novela, Hija de Eva, es El cuento de la criada, de Margaret Atwood, una lectura esencial que todos deberíamos conocer. Cada vez que encuentro esta novela en alguna biblioteca, la vuelvo a leer. Recientemente disfruté su versión en novela gráfica, igualmente impactante.

  • La hija única

    La hija única

    Guadalupe Nettel

    Anagrama Océano

    Comillas Logo

    También quiero destacar La hija única, de Guadalupe Nettel, autora de la que soy gran admiradora. Este libro examina cómo nuestra crianza e infancia moldean nuestra vida adulta, particularmente en el caso de las mujeres y su relación con su cuerpo, identidad y pasado. La novela explora con especial sensibilidad las relaciones materno-filiales. Nettel tiene un estilo único de observación minuciosa del mundo interior de sus personajes, encontrando emotividad en detalles cotidianos como la preparación de un plato de comida, esos pequeños momentos que conforman nuestra realidad y que a menudo olvidamos.


  • La ruta de su evasión

    La ruta de su evasión

    Yolanda Oreamuno

    Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial UNAM

    Comillas Logo

    Siempre recomiendo La ruta de su evasión, de Yolanda Oreamuno, porque necesitamos leer más autoras centroamericanas. Esta novela aborda una saga familiar con dinámicas completamente disfuncionales, explorando las relaciones de paternidad y conyugalidad. Muestra cómo espacios que deberían estar llenos de afecto y comprensión pueden convertirse en escenarios de violencia, revelando las facetas más oscuras de la condición humana. Es una obra conmovedora que invita a reflexionar sobre la complejidad de las relaciones familiares y la dualidad inherente al ser humano, donde coexisten bondad y crueldad.


Tags relacionados
  1. libros