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Martín Solares recomienda novelas policiacas imprescindibles

El autor mexicano habla sobre su novela "Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba al bosque", donde une a los surrealistas con la exploración de la psique humana.

Martín Solares recomienda novelas policiacas imprescindibles. Foto: Juan Rodrigo Llaguno
Martín Solares recomienda novelas policiacas imprescindibles. Foto: Juan Rodrigo Llaguno
Verónica Maza Bustamante Américas /

En su más reciente libro, Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba al bosque, este espacio lleno de árboles deja de ser un simple escenario para convertirse en un territorio lleno de interrogantes y revelaciones. En esta entrevista, Martín Solares recomienda novelas policiacas imprescindibles y desmenuza los secretos de su novela, tan cargada de simbolismos.

Videoentrevista con Martín Solares

Martín Solares: entrevista y libros recomendados
Martín Solares: entrevista y libros recomendados

El mundo de los surrealistas

En su obra, Martín Solares ha cultivado un estilo único que fusiona el surrealismo con lo cotidiano, creando mundos literarios que invitan a cuestionar la realidad y las percepciones del individuo. Sus narraciones se caracterizan por la tensión entre lo real y lo irreal, donde las fronteras entre ambos se disuelven de manera que el lector se ve inmerso en una experiencia sensorial y emocional. 

En su nueva novela, Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba al bosque, Solares utiliza al bosque como una metáfora de lo oculto y lo desconocido, presentándonos a los surrealistas de una manera muy particular. 

¿De qué trata tu novela más reciente, Martín?

Quien encuentre este libro, que se llama Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba en el bosque, se va a encontrar una novela policial que pretende ser arrebatadora y no dejar que la tensión del interés del lector decaiga en ningún instante. Se va a encontrar una trama de fantasmas porque quise mezclar la literatura realista del género policiaco con la literatura fantástica y de horror, y también un nivel de novela histórica. Me interesaba mucho recrear la vida de los surrealistas paso por paso, palabra por palabra, en el difícil año de 1927.

Tres años después de lanzado el primer manifiesto del surrealismo, André Breton se había peleado con 17 personas del medio literario y político, y estaba escondido en un castillo del norte de Francia mientras, según él, trataba de escribir un libro de poemas. Pero no pudo y tuvo que convertirlo en una especie de novela que conocemos con el nombre de Nadja. Yo quise novelar esa zona y también preguntarme a nivel muy profundo qué entendían los surrealistas por el concepto del amor. Por eso invité al mejor poeta, Paul Éluard; al mejor pintor del amor, Max Ernst; y a André Breton, el teórico del amor loco, los vasos comunicantes y Nadja, a platicar sobre eso en una misma novela.

Por otro lado, siempre me interesó conocer de cerca la vida criminal de los surrealistas. A su regreso de la Primera Guerra Mundial, hicieron todo tipo de atrocidades, como era de esperarse en jóvenes que habían tenido que luchar en las trincheras o atender a gente que venía muy malherida de la experiencia bélica, como Louis Aragon y Breton en un hospital psiquiátrico.

Se entiende que se hayan quejado contra políticos, diputados, escritores que alababan la patria francesa y, sobre todo, contra curas, policías y gente que los empujó directamente a la experiencia de la guerra. Entonces, de todo eso trata esta novela. Para decirlo rápidamente, es solamente una novela policiaca que ocurre en el París de 1927, y toda la plana mayor del surrealismo son sospechosos.

La novela se desarrolla en una zona muy particular de Francia. Cuéntanos al respecto.

Es una zona preciosa, porque esos campos de Normandía no tienen parangón. Cualquier otra zona de Francia es distinta. Aquí está la parte de Francia que da hacia Inglaterra. Terminan en unos acantilados altísimos frente a un mar que a veces puede verse muy oscuro por las noches. Ahí está un célebre castillo de un millonario del siglo XVII que se llama el Manoir d' Ango.

Ese edificio quedó en ruinas durante varios cientos de años y se convirtió en hotel alrededor de 1924. André Breton, que conocía ese lugar porque era de esa zona y sabía que era muy barato, rentó una habitación durante casi dos meses del verano y luego en noviembre para escribir ahí un libro que le debía al editor Antoine Gallimard.

El resultado no fue un libro de poemas, sino Nadja. Mientras André Breton estaba ahí, empezó a sentir que lo seguían una serie de fenómenos paranormales, en particular un fantasma. Para deshacerse de ese fantasma, mandó llamar a todos los surrealistas que habían estado con él en sus sesiones mediúmnicas recientes para tratar de invocar ese fantasma y deshacerse de él para siempre. Las cosas no salieron nada bien.

Eso está documentado en un par de biografías de los surrealistas y en notas a pie de página. Yo quise aprovechar que no era un tema muy conocido para explorarlo a fondo y recrearlo desde lo que nos permite hacer la novela.

Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba en el bosque

Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba en el bosque

Martín Solares
Random House

La poesía, la libertad y el amor

En Catorce colmillos y en El muerto en el jardín de la lunalas dos novelas que Solares publicó antes de Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba en el bosque, y donde aparece el mismo detective, el escritor quiso hablar de lo que significan la poesía y la libertad para los surrealistas. "En la nueva, me propuse hablar del concepto del amor. Con esos tres conceptos —la poesía, la libertad y el amor— que ellos inventaron y dinamizaron desde que regresaron de la Primera Guerra Mundial, se rige la vida de muchos países, entre ellos México", explica.

¿Cómo exploras estos tres conceptos?

La idea del amor tal como la definió Breton, la libertad como la definieron los surrealistas que pelearon en la resistencia como Paul Éluard, y la exigencia de la poesía como la creación más alta en el mundo literario marcaron los estándares bajo los cuales seguimos viviendo ahora. Los surrealistas nos han influido mucho a nivel de las ideas porque esas tres palabras son tan fuertes y magnéticas que seguimos viviendo bajo su influencia.

También a nivel visual, porque todo lo que ellos hacían en artes plásticas determinó nuestra cultura visual. La publicidad, incluso la propaganda que vemos en México, viene de muchas de las invenciones plásticas de los surrealistas. El lenguaje visual y el lenguaje de las ideas se lo tenemos que agradecer a los surrealistas, aunque creamos que son extraños; en realidad estamos viviendo bajo el mundo que ellos imaginaron.

¿Cómo has trabajado el suspenso y el enigma en tu obra?

Una de las cosas que he aprendido cada vez que escribo novela policiaca es que las novelas se vuelven mucho más atractivas y sugerentes si hay por lo menos un personaje que guarde un secreto que impacte mucho más allá de su órbita personal. Esto es un secreto que impacta toda la sociedad. Trato de que en mis novelas siempre haya alguien que se sienta atraído por ese misterio y que empiece a girar en torno a los personajes que conspiran para mantener escondida esa información.

Me imagino que una novela policiaca bien escrita es una especie de cebolla con muchas capas concéntricas. Una vez que el investigador consigue traspasar todas esas capas difíciles de acceso y llega al centro, comprende contra qué está luchando. Luego tiene que salir por el otro lado, atravesando las capas nuevamente pero a mayor velocidad.

Creo que eso explica cómo funcionan las buenas novelas policiacas. Tienes un pequeño secreto oculto bajo numerosas capas de mentiras cada vez más fuertes y resistentes. El buen detective es aquel que logra desactivarlas una tras otra, a pesar de todas las pistas falsas, los engaños y los complots. A Pier Lemaire, mi personaje, le toca precisamente eso.

Debe averiguar, antes de que pase demasiado tiempo, quién tiene secuestrada a la mujer de la cual está enamorado. Para él es una búsqueda en la que no puede perder un instante. El único momento en el que pierde la conciencia es después de tanto agotamiento durante dos días seguidos.

Estoy muy contento con cómo quedó la intensidad de este libro. Me gusta mucho que ocurra esa tensión y ese magnetismo en las novelas policiacas.

Martín Solares recomienda novelas policiacas imprescindibles

  • Bufo and Spallanzani

    Bufo and Spallanzani

    Rubem Fonseca

    Cal y Arena

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    Si tienen ganas de adentrarse en algunas de las mejores novelas policíacas del mundo, les recomendaría empezar por Pasado negro, de Rubem Fonseca, también conocida como Bufo and Spallanzani en algunas ediciones. Esta obra es la primera gran novela literaria de Fonseca y una de las pioneras en América Latina en introducir un detective que debe transformarse en un zombie metafórico para resolver un crimen y un fraude absolutamente oscuros y complejos. Así, el gran escritor brasileño nos vuelve adictos a su estilo narrativo y a su capacidad para tejer tramas oscuras y cautivadoras.

  • El halcón maltés

    El halcón maltés

    Dashiell Hammett

    Alianza Editorial

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    No dejen de leer El halcón maltés, una obra maestra de Dashiell Hammett, uno de los mayores estilistas de la prosa de acción. Hammett logra que sus personajes transmitan una tensión constante, como si estuvieran sentados sobre un barril de pólvora a punto de explotar. Sus escenas son vertiginosas: siempre empiezan un poco tarde y terminan abruptamente, manteniendo al lector en vilo.

  • Temporada de huracanes

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    Fernanda Melchor

    Random House

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    En tercer lugar, no pasen por alto a las escritoras latinoamericanas que están innovando en la novela negra y en el género relacionado con el crimen. Destaco a Fernanda Melchor, cuya Temporada de huracanes posee un estilo literario que parece un descendiente directo del empleado por García Márquez en El otoño del patriarca.

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    Liliana Blum

    Seix Barral

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    Liliana Blum sorprende con cada nueva obra por su maestría técnica y su capacidad para retratar la maldad humana y la complejidad psicológica de los asesinos. Sus novelas Cara de liebre, El monstruo pentápodo y Pandora son verdaderas joyas del género.

  • El comisario Montalbano: Tres nuevos casos

    El comisario Montalbano: Tres nuevos casos

    Andrea Camilleri

    SALAMANDRA

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    No olviden los clásicos de la novela policiaca con un gran sentido social, de aventura y humor, como las obras de Henning Mankell, Petros Márkaris y Andrea Camilleri. Los detectives creados por estos autores —el inspector Wallander en Ystad, Suecia; el comisario Kostas Jaritos en Atenas y el carismático Salvo Montalbano en Sicilia— son personajes inolvidables. Las aventuras del comisario Montalbano, entre un trago de vino blanco y aceitunas, se convierten en un festín literario irresistible.


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