Naief Yehya recomienda libros de una riqueza extraordinaria
El escritor mexicano revela cómo los hongos han influido en la creación del mundo digital y cuál es su potencial terapéutico en su libro "El planeta de los hongos".

Naief Yehya, conocido por su trabajo en tecnocultura, habla aquí sobre El planeta de los hongos, su libro más reciente, que combina biología, historia y cultura para explorar el fascinante mundo de los hongos. Aquí comparte cómo un tema aparentemente ajeno a su trayectoria lo llevó a un viaje inesperado, revelando conexiones entre los hongos psicodélicos, la tecnología y la sociedad. También nos recomienda libros de una riqueza extraordinaria.
Videoentrevista con Naief Yehya

Los hongos y la tecnología
La llegada de Naief Yehya al mundo de los hongos fue completamente inesperada. "Se me atravesó el tema, me metí una zancadilla y me cambió el curso. Haber experimentado con hongos cuando era adolescente es una cosa, pero de ahí a escribir del tema era muy diferente", explica en entrevista para Librotea.
¿Cómo fue que decidiste escribir sobre algo tan distinto a lo que habías trabajado antes?
Lo pensé durante muchos años, pero no tenía ni idea de cómo entrarle ni qué tipo de enfoque darle a un tema tan diferente a lo mío, o aparentemente tan diferente. La tecnocultura ha guiado mi narrativa, mi ficción y mi no ficción, mi forma de ver el mundo, siempre en torno a cómo nos relacionamos con las tecnologías, cómo la sociedad, el humano, el individuo, el grupo, se rige y se transforma con las tecnologías. Entonces, los hongos me parecieron un poco fuera de lo mío.
¿Cómo lograste conectar los hongos con la tecnología?
En 1990, quizá antes, en 1987, comencé a ver que había una constante: muchos hablaban en internet de sus experiencias psicodélicas en relación con la tecnología para expresar nuevas cosas, nuevos mundos, para resolver problemas técnicos. Muchos de los fundadores de la web habían utilizado LSD, hongos u otras sustancias alucinógenas y lo confesaban: desde Bill Gates hasta Steve Jobs y la gran plana mayor de la gente que inventó, que programó, que hackeó, que concibió este mundo digital que hoy es tan cotidiano, tuvo algunas experiencias de este tipo. Entonces, al pensar en eso dije: "Ahí está mi camino de acceso, ahí está mi llegada, lo que justifica mi entrada en el mundo de los hongos, porque este mundo digital que hoy es tan natural, se creó en gran medida inspirado por las tecnologías de los hongos.
¿Qué te parece lo más fascinante de los hongos?
El hongo tiene esta tecnología para apoderarse, apropiarse y, en cierto modo, hackear la mente. Es decir, de alguna manera una molécula suya imita a una molécula nuestra, biológicamente animal. Se mete en su lugar y altera el sistema operativo. Lo interviene y empieza a tripularnos el cerebro de maneras absolutamente impredecibles. Nadie tiene el mismo viaje que otra persona. Esto es lo que me parecía fascinante.
¿Cómo fue el proceso de investigación para escribir este libro?
Para alguien como yo, que no soy micólogo ni biólogo, meterse a este mundo, entenderlo, descifrarlo, gozarlo profundamente, tanto intelectualmente como biológicamente, y quedarse consternado ante este gran universo de cosas que no sabemos, que no conocemos, que no entendemos, fue la base de todo. Para mí era muy importante acercarme desde el lado biológico primero: ¿qué son los hongos? ¿Por qué son tan importantes? ¿Por qué no los conocemos?
Así que trato de contar una historia biológica del hongo y de ahí pasar a una historia cultural del hongo. ¿Por qué los pueblos se han relacionado con ellos? Y no hablo solo de los hongos psicodélicos, sino de todos los hongos, que son una infinidad de especies, de tamaños, de formas, de cualidades, de efectos. Es una vastedad impresionante.
El poder de los hongos
Cuando entró de lleno en la investigación, Naief entendió que "México no solamente tiene hongos, sino que somos campeones mundiales de los hongos y de las sustancias alucinógenas", explica. Por ello, le parece de suma importancia valorar esa herencia, "que ha sido ocultada por diferentes oleadas de prohibicionismo".
¿Cuál ha sido el papel de los hongos en la cultura mexicana?
La primera y la más brutal referencia que conocemos, aunque probablemente hubo otras en el pasado, es la de la Inquisición. Al confrontarse con el poder de los hongos, de la religión que surgió a partir de ellos y de la manera en que la gente decía vincularse con Dios simplemente comiendo teonanácatl, la Iglesia se encontró con una competencia totalmente desleal al cristianismo, que exigía una fe, un entendimiento, un acercamiento cultural diferente. Necesitaban ocultarlo para poder imponer otra cosa, y así lo hicieron. Después, cuando llegaron las grandes oleadas de persecución a las drogas, en gran medida inspiradas por las campañas estadunidenses, se volvió a perseguir a los hongos.
Hoy en día nuestra cultura es profundamente micofóbica, pero también hay una relación con la tierra que es muy micofílica. O sea, nosotros comemos hongos todo el tiempo, como los hongos más feos del mundo, conocidos como huitlacoche, que son de los más ricos del universo. Y así como eso, tenemos cientos y cientos de especies comestibles, curativas y silvestres de hongos que transforman nuestro entorno. Sin embargo, es increíblemente difícil encontrar testimonios de intelectuales hablando de sus experiencias con alucinógenos.
Pero hay un renacimiento de los psicodélicos en el mundo y particularmente en Latinoamérica.
Sí. En este renacimiento de los psicodélicos, entre los cuales el LSD es muy importante, el hongo es uno de los principales protagonistas. Yo creo que porque el hongo es generoso, no es tan agresivo como otros alucinógenos. El LSD es muy fuerte, es muy potente, es impredecible. El hongo psicoactivo es un buen amigo que te puede llevar por terrenos de una experiencia que va más allá del entretenimiento. Te acerca a la diversión, a la maravilla de salirte de tu cuerpo, de ver otras cosas, de meterte en otro mundo, de ser otro dentro de ti mismo.
¿Qué nos compartes del uso terapéutico de los hongos?
Ahora cualquiera se hace llamar chamán o terapeuta que utiliza psicodélicos, por lo que hay que andarse con mucho cuidado, porque uno puede caer en manos de gente sin escrúpulos. Yo no tengo experiencia terapéutica directa con los hongos, pero mucha de la gente con la que hablé para escribir este libro sí la tiene. Y hay quienes han tenido excelentes experiencias, mientras que otros no han tenido resultados tan positivos.
Como con cualquier otra cosa, no es una cura mágica ni una solución universal para todos los problemas. Sin embargo, es innegable que puede ser muy poderoso, efectivo y revelador. Por ejemplo, en casos de depresión, podría ser de ayuda para alguien que se ha resignado a pasar el resto de su vida tomando ansiolíticos u otros medicamentos para controlar su condición. Puede que no todo el mundo responda de la misma manera, pero para algunos, el uso de sustancias psicodélicas puede resultar en una cura o, al menos, una forma de manejar su situación de manera más gozosa y menos calamitosa.
¿Qué te deja este libro?
Yo he escrito sobre pornografía, artículos sobre drones, sobre cibercultura, temas que pensaba que eran muy atractivos y que, efectivamente, me dieron ciertos lectores. Pero este tema, el de los hongos, me ha acercado a otros. Eso me da muchísimo gusto. Me pone en un diálogo distinto, con otro tipo de gente, y eso me llena de felicidad. Es como dar un paso hacia un lado, alejándome un poco de lo que había estado haciendo hasta ahora.
Es muy agradable. Creo que fue un encuentro muy afortunado, casi tan mágico como cuando te comes unos hongos y te adentras en un camino que nunca imaginaste que tomarías. Escribir este libro fue algo inesperado, y ahora los resultados también lo son. Cada día estoy más contento y agradecido de haber hecho caso a esa voz que, en gran medida, tuvo que ver con la directora editorial de Anagrama, Silvia Sesé. Ella fue la impulsora de la idea, la que me dijo: "Adelante con los hongos". Si no hubiera sido por ella, quizás no me habría lanzado a hacerlo. Y, bueno, aquí estoy.
Naief Yehya recomienda libros de una riqueza extraordinaria
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Estoy terminando de leer No soy un robot, de Juan Villoro. Me pareció algo absolutamente indispensable, y no pensé que Juan iba a escribir sobre un campo en el que yo he estado metido tanto tiempo, y que lo haría con tanta maestría. No soy un robot es un doble librazo, porque con el precio de uno, te llevas dos libros fabulosos. Es algo así como la lectura de la tecnología y la tecnología de la lectura en un solo volumen. ¡Fenomenal!
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El nuevo libro de Fadanelli es un librazo. Guillermo es un ensayista genial y este libro no es la excepción.
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Me gustó mucho este libro de Labatut, escritor chileno. Es de una riqueza extraordinaria.
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Relacionado con mi libro, recomendaría que lean cualquier cosa de Terence McKenna, quien fue un gran micólogo, un psiconauta experto que murió hace ya varias décadas. Es un autor de una talla impresionante y sus obras son fundamentales para entender este mundo.
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Es interesante, pero cuando uno empieza a investigar el tema de los hongos, inevitablemente se encuentra con el nombre de Gordon Wasson, que fue quien redescubrió la cultura de los hongos, específicamente el uso de los hongos alucinógenos. Es muy importante leerlo, ver lo que hizo con María Sabina, entender cómo se relacionó con los hongos, con las religiones y con la cultura. Era un tipo que escribía muy bien, y aunque no tenía ningún escrúpulo, es fascinante ver su aportación a este campo.