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¿Sigue viviendo la poesía clásica en la era del TikTok?

Especial ¿Sigue viviendo la poesía clásica en la era del TikTok?

Verónica Maza Bustamante Américas /
Hachette Livre México

¿Qué espacio ocupa la poesía clásica en nuestros días? ¿Es un artefacto de museo, venerado pero distante o late con fuerza renovada en entre las lectoras y los lectores contemporáneos? 

Los datos y los hábitos de consumo revelan una paradoja fascinante: nunca hemos tenido un acceso tan fácil a la inmediatez poética. Los poetry snippets, esos pequeños fragmentos o porciones reutilizables de código o texto poético, a menudo usados en programación para añadir funciones fácilmente o en contextos literarios/educativos para inspirar escritura o mostrar belleza condensada lo confirman: nunca la poesía de todos los tiempos ha encontrado un refugio tan vital y demandado.

La percepción de un renacimiento poético en la última década no es anécdota, sino una tendencia respaldada por múltiples indicadores de la industria editorial. Informes anuales como el Panorama de la Edición Española de Libros del Ministerio de Cultura y Deporte de España, que recoge datos de ventas, han señalado en repetidas ocasiones el crecimiento sostenido del género poesía, muy por encima de la media del sector, destacando el empuje de nuevos lectores. 

Poesía en las Américas

En Latinoamérica, análisis de la CANIEM y observatorios culturales, como los de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara o el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), corroboran este fenómeno, apuntando a un dinamismo inusual en un género tradicionalmente de nicho. 

Este resurgimiento, sin embargo, presenta dos caras bien diferenciadas que coexisten en el mercado. Por un lado, emerge una ola contemporánea, impulsada por fenómenos globales y por una poesía personal, de formato breve y altamente visual, diseñada para consumirse con inmediatez en plataformas como Instagram, la cual suele acaparar los puestos más altos en las listas de bestsellers poéticos.

Frente a esta corriente se consolida lo que podría llamarse un fondo constante, donde reside una revelación alentadora: los clásicos no solo persisten, sino que mantienen ventas sólidas y estables. Autores como Walt Whitman, Sor Juana Inés de la Cruz o César Vallejo se reimprimen de manera periódica, evidenciando una demanda perenne que los convierte en un pilar fundamental del catálogo de cualquier editorial seria, más allá de los picos efímeros de ventas.

Esta vigencia se materializa de forma particular en mercados como México y Latinoamérica, donde la poesía clásica, ya sea en su lengua original o en traducción, compite de igual a igual con la producción contemporánea. De hecho, en el segmento de los lectores más dedicados y en los espacios libreros especializados, los versos atemporales suelen superar en preferencia a las novedades, confirmando que su valor va más allá de tendencias y se ancla en una búsqueda de profundidad y permanencia por parte de un público fiel.

La clave está en el cambio de hábito. Hoy, un joven puede descubrir un verso de John Keats en un tuit o un reel, sentirse interpelado por su belleza atemporal, y luego buscar la obra completa. La poesía clásica ya no llega solo mediante el currículum académico; llega por recomendación algorítmica, por una cita en una serie, o por un fragmento tatuado en la piel de un influencer cultural. El consumo es fragmentario al principio, pero puede desembocar en una profundización auténtica.

¿Por qué los clásicos nos siguen impactando?

En un presente caracterizado por la incertidumbre, la velocidad y la saturación informativa, la poesía clásica ofrece algo radical: profundidad, permanencia y un diálogo con lo esencial. Mientras un poema viral captura un sentimiento momentáneo, un soneto de Sor Juana Inés de la Cruz sobre los conflictos entre la razón y la fe, o un canto desbordado de Whitman a la democracia del cuerpo, abordan las grandes preguntas humanas con una complejidad y una artesanía verbal que desafían el tiempo.

Los lectores buscan en estos autores autenticidad radical y maestría técnica. En César Vallejo encuentran el grito humano más desgarrado; en Luis Cernuda, la elegía perfecta al deseo y la exclusión; en Vicente Huidobro, el juego vanguardista que aún sorprende. Son voces que no se agotan, porque cada generación encuentra en ellas un eco distinto de sus propias luchas.

Hoy, la poesía clásica también está en revisión y ampliación. No solo se relee a los grandes nombres establecidos, sino que se recuperan voces que el canon tradicional marginó. Un libro como Después de Safo, de Selby Wynn Schwartz, es paradigmático de este fenómeno: une la admiración por la poeta clásica de Lesbos con una relectura genealógica y ficticia de las mujeres que, siglos después, reivindicaron su legado de libertad creativa y amorosa. Es puente entre lo clásico y lo contemporáneo, mostrando que el canon es un organismo vivo.

El momento actual de la poesía clásica es, en realidad, de convergencia. Convive con la poesía del momento en las mesas de novedades y en los dispositivos digitales. Su éxito ya no se mide solo en cifras de venta aisladas, sino en su capacidad para seguir iniciando conversaciones urgentes. 

En un poema de Mario Benedetti sobre la resistencia íntima, en la exploración metafísica de Huidobro, en la reivindicación del cuerpo de Whitman o en la lucha intelectual de Sor Juana, quien lee poesía hoy encuentra no un monumento estático, sino un interlocutor o una interlocutora intensa, presente, reflexiva.

La poesía clásica ha demostrado que su verdadero "momento" es todos los momentos. Sobrevive a los algoritmos porque habla del algoritmo humano más profundo: el de la emoción, la duda, la belleza y la rebeldía. Como demuestran las obras emblemáticas que publica Hachette Livre, esa conversación, iniciada hace siglos o décadas, está más viva que nunca, esperando solo una nueva mirada que la active.

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