Olga Martínez
Fundadora de la editorial Candaya.
Lo que opina Olga Martínez
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Diego Sánchez Aguilar es un autor murciano que escribió esta fascinante radiografía de todas las ansiedades contemporáneas: la ansiedad laboral, la ansiedad escolar y, sobre todo, la ansiedad ética, esa conciencia que tenemos cada vez más gente de que estamos destrozando el futuro, de que el mundo se va al carajo, que hay que hacer algo, pero no sabemos muy bien qué hacer. Es una novela de familia fascinante.
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Este es un libro de cuentos de una escritora boliviana que tiene como eje a los migrantes bolivianos en el mundo. Es una historia fascinante, por ejemplo, de cómo los doctorandos en Cornell, en verano, cuando no cobran en la academia americana, porque es periodo vacacional, participan en experiencias de las farmacéuticas norteamericanas, o de una muchacha que ha vivido diferentes etapas de marginación en las estepas canadienses, y también de comunidades ocultas en Bolivia. Hay un cuento sobre una comunidad menonita y un cuento de una comunidad japonesa, que son comunidades olvidadas del imaginario del país. Son seis cuentos muy largos y extrañamente conmovedores, en los que hay un trabajo muy profundo detrás de cada uno de ellos, en el lenguaje y la documentación.
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Este libro de poesía es de otro autor de Murcia, José Daniel Espejo, y es un libro muy especial porque es polifónico, y esas voces polifónicas son de los excluidos, de gente que ha vivido episodios de pobreza extrema, que ha vivido el infierno de diferentes adicciones, y todo ello con ese paisaje lunar del Cabo de Gata y también de los polígonos que rodean a Murcia. Lo original de este libro es la propia biografía, muy dura de José Dani Espejo, que nació hijo de una madre soltera en la huerta murciana y que ha vivido episodios muy difíciles. Son poemas que emergen de una manera muy conmovedora en este libro sobre la exclusión de alguien que, de alguna manera, también ha sido excluido.
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Esta novela de un escritor de Zaragoza es muy impactante. Habla de lo que sucede en un pueblo perdido en el Pirineo de Huesca, donde dos muchachas se encuentran en los veranos, una de ellas es de Zaragoza y la otra es Barcelona; una está obsesionada con el tiempo y otra con la muerte, y a ambas les une un proyecto insólito que es construir una máquina del tiempo. A partir de ahí también es una novela que explora las relaciones de tres generaciones de mujeres en el mundo rural y que reflexiona sobre esta España vaciada y cómo estos pueblos se van convirtiendo en pueblos fantasmas.
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Este libro tiene que ver con México. Nace de la confusión de un narrador que es Álex Chico, quien le cuenta un amigo de un anciano que vive en el barrio del Carmel, de Barcelona, y tiene la sospecha de que es un escritor desconocido, porque se da cuenta de que tiene muchas maletas con cosas escritas. Entonces el narrador comienza a investigarlo y a sospechar o a creer que este escritor puede ser uno de los poetas infrarrealistas a los que descubrimos gracias a Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño, llamado Darío Galicia, el mejor poeta de su generación. Es una novela que parece de policías, porque vas siguiendo las huellas de este anciano y se habla de todos estos escritores olvidados en la historia de la literatura, como Darío Galicia, que desapareció luego de que su padre militar lo sometiera a un electro shock y se convirtiera en un poeta vagabundo en los márgenes.