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Jaramar se reinventa mediante libros y memoria

Aquí, la reconocida cantante revela cómo fusiona música antigua y literatura con sonidos electrónicos en su nuevo disco doble.

Jaramar se reinventa mediante libros y memoria. Foto: archivo
Jaramar se reinventa mediante libros y memoria. Foto: archivo
Verónica Maza Bustamante Américas /

En un mundo que a menudo privilegia lo efímero, la cantante y compositora Jaramar Soto nos invita a sumergirnos en las profundidades de la memoria, pero no como un simple archivo de recuerdos, sino como un acto creativo y poderoso. En su más reciente trabajo discográfico, Memoria, Jaramar despliega un viaje sonoro y conceptual que oscila entre la herencia ancestral y la invención constante de la identidad. Aquí nos habla al respecto, y también de su amor por los libros.

Videoentrevista con Jaramar Soto

Jaramar Soto: libros sobre el proceso de creación
Jaramar Soto: libros sobre el proceso de creación

El viaje del autoconocimiento

En su visita a la Ciudad de M´éxico para su presentación de hoy en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, Jaramar conversó con Librotea sobre los hilos que tejen su obra: desde la inspiración en las Cantigas de Amigo medievales y la influencia de escritoras como Rosa Montero y Alejandra Pizarnik, hasta la exploración audaz de texturas electrónicas junto a músicos jóvenes. 

Háblanos de tu nuevo disco, Memoria.

Bueno, ya hemos hablado tú y yo de libros otras veces, de los libros que me rodean, que son tan importantes en mi vida, al igual que la lectura. Te diré que Memoria empezó conmigo leyendo y escribiendo. Así empiezo cada proyecto. Yo escribo mucho y leo mucho para clarificar mis ideas, para clarificar la narrativa del proyecto, porque hay un hilo narrativo siempre en mis proyectos musicales, que es mi guía: lo que quiero decir y cómo lo quiero decir. Entonces, empecé leyendo y escribiendo.

Tenía esa idea de la memoria como un proceso de creación, de reinvención y de herencia. De una corriente subterránea que viene de generaciones y generaciones atrás y que aflora constantemente en nuestros sueños, nuestros deseos, nuestras ilusiones. Pero también está toda esa parte de la memoria que nos vamos inventando para crear nuestra identidad, porque somos nuestra memoria.

Encontraba muchos ecos en toda esta parte de los sueños heredados, deseados, inventados, en la poesía de Alejandra Pizarnik o en los libros de Rosa Montero, como La loca de la casa, donde es un eje central. O la poesía de María Baranda o de Rosario Castellanos, que habla mucho de esos mundos deseados.

Leía mucho, pero también iba mucho al cine y trataba de que todo eso me empapara y vino la escritura después. Todo fue surgiendo a partir de ese hilo narrativo y la música llegó también: cómo quería cantar esas canciones, cuál era el aire, cómo respiraban y cómo debían de moverse las melodías.

¿Cómo ha sido tu viaje entre el pasado y lo actual en tu música?

Puedo decir que tengo una voz, o por lo menos me esfuerzo por tener una voz, que es diversa, que no puede encasillarse en un género y que me ha nutrido muchos caminos de la música. Por supuesto, la música antigua de manera súperimportante, la música de los siglos XIII a siglo XVII, XVIII. Esas melodías que viajan por caminos muy distintos de la música occidental que estamos acostumbrados a oír, rítmicamente, melódicamente se mueve de otras maneras. He aprendido mucho de esas músicas.

Pero soy una cantante, una artista, una creadora contemporánea que recibe como esponja todo lo que escucha. No escucho un género en particular, escucho muchas músicas y trabajo con artistas muy jóvenes. Me acerco a lo que están haciendo, a lo que están oyendo. Soy todo eso y quería que todo eso se reflejara en Memoria.

Entonces, tiene esta vertiente acústica como música de cámara, más poética, incluso musicalmente, pero tiene esta otra parte alternativa a la que yo quería darle entrada, con elementos electrónicos mezclando instrumentos como el chelo y la electrónica, la guitarra eléctrica, todo con mis canciones. La primera parte, El tiempo circular, que es esa memoria ancestral, y la segunda parte, que es La invención de mí, es esa memoria inventada, abierta a todas las ilusiones y los sueños que me voy creando. Todo eso soy yo y quería que sonara en mi voz todas esas caras.

¿Cómo es ese viaje en ti misma?

Memoria partió de una idea que me visitaba obsesivamente: que por una parte somos nuestra memoria, porque en el momento en que perdemos la memoria dejamos de ser, nos perdemos. Pero por otra parte la memoria es un acto de creación. Si revisamos nuestros recuerdos de vida y los comparamos con gente con la que vivimos esos momentos, ellos recuerdan esos momentos absolutamente de manera distinta, porque los vistieron de otro color y de otro contexto.

Nosotros nos vamos creando esa memoria y vamos añadiendo los retazos de otras historias y vamos tomando prestadas cosas que no vivimos y la vamos modificando. Eso a mí me empezó a fascinar porque me hace pensar que nosotros nos vamos creando a nosotros mismos a lo largo de la vida y eso es bien poderoso. Somos capaces de transformarnos y de transformar nuestra realidad. Y nuestra herencia también la vamos usando de esta manera, esas memorias heredadas las vamos procesando y cambiando.

Esta idea de conservar la memoria con ese potencial creativo para seguirme inventando es lo que alimentó todo el proyecto desde un inicio.

Partió de un libro que leí hace tiempo, que es La loca de la casa, de Rosa Montero, que tengo subrayado, anotado y que sacaba del librero y lo dejaba junto a mi cama porque regresaba como libro de consulta por muchas ideas. Allí Rosa Montero trata esta cuestión de la memoria como un acto de creación, de la memoria como algo dúctil, plástico, que moldeamos y que puede ser muchas cosas.

Entonces empecé a escribir, a anotar mucho hasta que esos textos fueron llevándome a una serie de temas que yo quería desarrollar en Memoria. Hice la lista de los temas y de ahí empecé a trabajar textos ya individuales para las canciones. Ya una vez que tenía textos más o menos boceteados con una forma más o menos de canción, empecé a trabajar las melodías con mi voz y el texto. Mi voz, ¿cómo respira? ¿Cómo puedo empezarlo a cantar? ¿Esta canción va a ser en tres cuartos, va a ser en cuatro cuartos, en un compás compuesto? Con plena libertad y sin tratar de meterlo en ningún género, tratando de cantarlo.

En la primera serie de canciones, yo quería intencionalmente trabajar con escalas modales. Empiezo cantando y respirando el texto y viendo cómo debo frasear y empiezo a modificarlo, por supuesto, y ahí empiezan a tomar forma las canciones. Ya después viene el vestido armónico, el color armónico. Empiezo a trabajar las armonías y las estructuras y aquí se presta para repetir un verso o una línea o cada línea se va repitiendo de manera distinta con variaciones.

Para la segunda parte de Memoria, que es La invención de mí, yo quería abordarlo con mucha más libertad y me costó más trabajo porque era como un ejercicio de una mayor honestidad y de búsqueda dentro de mí misma. El enfoque de La invención de mí era sobre todo que yo me la he pasado a lo largo de mi carrera y de mis discos buscando mi identidad, esforzándome porque esa identidad se refleje en la música que yo canto, en cómo suena, en cómo me paro en escena a cantarla, tiene que reflejar lo que soy, tiene que ser un ejercicio de honestidad.

¿Cuál es esa identidad? ¿Cuál soy yo? ¿Cómo me descubro? Me veo en el espejo y veo muchas yo. Soy la misma que era a los 5 años y a los 15 y a los 25 y luego a los 40. Pero era distinta. Me fui, quiero pensar, llenando de algo que para mí es lo deseable, que son matices, como capas de cebolla. Vas teniendo cada vez más matices, la vida te los va dando y esos tienen que reflejarse en esa memoria enriquecida, aumentada. Eso es un poco lo que yo quería explorar. ¿Cómo descubro eso en mí, dónde lo veo, cómo me veo, cuántas yo puedo ser?

Soy esa misma Jaramar de 5 años que me ha ido acompañando a lo largo de la vida y esa voz de niña de 5 años sigue estando presente. Era como un ejercicio de introspección y de exploración temáticamente a nivel narrativo. Y después era abrirme a la exploración sonora con la electrónica y abrirme al trabajo con mis colaboradores. Órale, mira, esta es mi maqueta. ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos buscar texturas, hacerla que crezca, que tenga contrastes? Esa parte es bien padre.

Entre lo antiguo y lo contemporáneo

Jaramar no solo compone canciones; construye universos donde el pasado dialoga con el presente. Navegar por las aguas de su creación se vuelve un testimonio de que, en efecto, somos nuestra memoria, pero también somos la historia que nos atrevemos a inventar.

¿Qué novedades has ido encontrando de la música antigua?

Para empezar es un repertorio amplísimo, no te lo acabas. Y variadísimo. En mi trabajo yo he buscado sobre todo las voces de mujeres y las he grabado y las he cantado.

El tiempo circular está inspirado en un género en particular del canto medieval que son las Cantigas de Amigo, las canciones de enamorada de mujeres cantándole al amado que no está, al amado que se fue porque se fue por el mar a buscar nuevos mundos o a pescar o a hacer algo, a vivir aventuras y las mujeres se quedan solas. Y entre ellas solas hacen cantos de mujeres en ausencia del hombre. 

La primera vez que canté yo esta música me enamoró. Son canciones en diálogo con el mar por el que se fueron esos hombres. El mar como interlocutor, el mar como ese vehículo por el que viaja su nostalgia, por el que viajan sus sueños, su voz, esperando que le llegue al hombre amado, ese ir y venir y el mar como interlocutor. Esa idea a mí me fascinó.

Para explorar esa parte de la memoria ancestral, dije: "Yo voy a hacer mis propias Cantigas de Amigo". Es un género que conozco muy a fondo, que he cantado, sus estructuras, sus formas melódicas, tiene estructura de versificación muy precisa. Eso fue como mi punto de partida temáticamente y a nivel estructural. Por supuesto que lo manejé de una manera muy flexible, no va a ser tan rígido, voy a darme libertades y voy a dejar que la canción misma vaya convirtiéndose en lo que debe de ser.

La música antigua es muy variada y muy rica. Todavía hay muchas cosas que yo quiero hacer dentro de esas músicas, porque han sido una gran escuela. Lo que me encanta es que mi acercamiento nunca fue desde el enfoque académico. Llegué a la música antigua por casualidad y enorme fortuna porque eso hizo que tomara esas canciones de una manera libre de prejuicios y de escuelas y de "se debe de cantar de esta manera, hay que tocarla de esta manera". La tomé como una materia prima riquísima y dúctil para que yo hiciera lo que yo hiciera con ella y se vale. Y no he sido la única que lo ha hecho. Sigue siendo una materia prima que me enseña y de la que no me quiero desprender nunca.

¿Cómo se puede acercar la gente a tu música?

Memoria está en absolutamente todas las plataformas digitales donde debe de estar, ahí la pueden encontrar, disco uno y disco dos: El tiempo circular y La invención de mí. Hoy los presento en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris a las ocho de la noche. 

Pero también me gusta mucho hablar, tener conversaciones sobre los procesos de producción. Por eso queremos hacer una sesión de escucha en la Fonoteca. Y por supuesto que Memoria necesita existir en los escenarios, y muy pronto ustedes se podrán enterar de otras para escuchar todas las distintas facetas de este proyecto que para mí es tan amplio.

¿Qué has hecho recientemente en la pintura y la escritura?

Bueno, la que gana siempre es la música, en tiempo y exigencia. La parte plástica acompañó a Memoria, hice una serie de pinturas porque además yo soy muy amante del disco físico, entonces tenía que haber un disco físico y el disco físico está todo lleno de mi trabajo plástico que hice para Memoria, que pueden ver también en las plataformas, es la portada, las portadas.

Escribo sobre todo para las canciones, pero sabes que esa parte de la conversación… tengo el sueño de hacer un podcast, porque me interesa mucho platicar con creadores sobre los procesos de creación, sobre sus fuentes, de dónde se nutren, cómo viven esta parte de la búsqueda y la exploración, cómo producen sus proyectos. Es algo que quiero hacer y espero darle forma para el año próximo y en el 2026 ya tendrán noticias.

Por supuesto soy lectora, soy lectora todo el tiempo. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara es la gran fiesta que trato de disfrutar al máximo porque vivo en esa ciudad, y por ahí andaré dentro de una semana. 

Jaramar Soto: libros sobre el proceso de creación

  • Dios fulmine a la que escriba sobre mí

    Dios fulmine a la que escriba sobre mí

    Aura García-Junco

    Sexto Piso

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    En años recientes he buscado mucho autores jóvenes, sobre todo mexicanos. Soy muy fan de buscarlos y leerlos. Hay una autora que me gusta mucho, de la cual he leído como cuatro libros, no tiene una bibliografía tan grande todavía porque es muy joven, la descubrí en un festival de Querétaro, viéndolo online: Aura García-Junco. Su libro Dios fulmine a la que escriba sobre mí es fantástico, todo el contexto del libro, de lo que habla, la parte histórica sobre su padre, del medio en el que se movía, de la relación padre e hija, su amor absoluto por los libros y por la escritura. Tuve oportunidad de platicar una vez con ella y le declaré mi admiración y cómo había leído ya varias cosas de ella. Definitivamente, la recomiendo a ella.

  • Desierto sonoro

    Desierto sonoro

    Valeria Luiselli

    Editorial Sexto Piso

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    El Desierto sonoro, de Valeria Luiselli, es para mí una experiencia de lectura muy interesante; es una excelente escritora con un oficio impresionante y la forma como habla del registro del sonido en un viaje por el desierto y la memoria y las voces de niños, cómo mezcla esas distintas narrativas, me parece verdaderamente bello.

  • Animales difíciles

    Animales difíciles

    Rosa Montero

    Seix Barral México

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    Mencioné en la entrevista a Rosa Montero y La loca de la casa, que es una lectura para mí indispensable sobre la creación y la imaginación. Pero de Rosa Montero me gustaría mencionar su serie de Bruna Husky, que ya llegó a su fin, según entiendo, después del cuarto volumen, porque es muy sorprendente que una autora con su historial narrativo tenga esta serie de libros de ciencia ficción con un personaje insólito y que son divertidas y son entretenidas y son muy buenas. Me encantan.

  • La velocidad de la luz

    La velocidad de la luz

    Javier Cercas

    DEBOLSILLO

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    La velocidad de la luz, de Javier Cercas, es un libro que leí recientemente. Ya había leído a Cercas, que, por cierto, es parte de la delegación de Barcelona en la Feria del Libro de Guadalajara, como un notable escritor. Me asombra por su capacidad narrativa y por la temática muy honesta, muy cruda a veces, dura y crítica, que te hace reflexionar sobre el proceso de creación.


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