León Krauze recomienda libros que son epifanías
El periodista mexicano nos habla sobre su novela en el género fantástico de reciente publicación, "La gran desaparición", y de su afición por la pintura.

La gran desaparición es la más reciente novela de León Krauze, periodista mexicano de gran trayectoria en los medios de comunicación. En su libro indaga en los límites de la realidad y el mito, transportando a los lectores al universo que habita en los museos. Además de su pasión por la escritura, Krauze revela otra faceta artística: su afición por la pintura. Además, nos recomienda libros que son epifanías.
Videoentrevista con León Krauze

El guardia y el pintor
La gran desaparición nos presenta a un guardia de seguridad en el Museo del Louvre, en París, que un día descubre que los personajes de los cuadros más famosos del lugar (y posteriormente de todo el mundo) han desaparecido. En ese momento se da cuenta de que mágicamente tiene la solución a este misterio. En entrevista, su autor, León Krauze, nos habla al respecto.
¿Por qué decidiste hablar del mundo del arte?
Siempre me ha encantado la pintura. Desde chico la he estudiado como autodidacta, sin ninguna vocación formal. No soy historiador del arte, al menos no de manera formal, pero siempre me ha parecido interesante ese proceso de lo que uno decide plasmar en el lienzo y lo que, a lo largo de los siglos, los grandes artistas han decidido plasmar, así como lo que esas obras dicen del momento en el que fueron hechas y de la persona que las que las hizo.
¿Por eso te asombra el Museo de Louvre?
Sí. Un día tuve un encuentro con un guardia de seguridad de ese museo en París, con el que tuve una conversación interesante, porque lo vi muy molesto, corrigiendo a la gente que estaba tomando fotografías con sus teléfonos o tomándose fotos a sí mismas con la pintura. Pensé que lo consideraba una falta de respeto a los cuadros, al arte, y que la gente ha dejado de estar presente frente a la obra, realmente disfrutando su visión, entendiendo y contemplando la belleza con sus propios ojos, con sus sentidos.
Esa fascinación personal con con el arte, específicamente con la pintura, se sumó a esa anécdota para dar a luz La gran desaparición.
¿Y tú pintas?
Yo también pinto. Ahora estoy pintando unos paisajes muy singulares. Me gusta la magia, el misterio que tiene la labor de un pintor casi de brocha gorda como lo soy yo, un autodidacta completo. Sé que jamás en la vida voy a hacer una exposición y estos cuadros son para mí, para mis hijos, mi familia, mis amigos. Sin embargo, veo el misterio que nos lleva a plasmar ciertas cosas mediante la pintura.
Más magia, por favor
Para León Krauze, la fantasía es un género es un género maravilloso. "A mí me sí me ha encantado la fantasía desde que era muy niño. También el horror y el horror cósmico. Creo que la fantasía es una puerta muy interesante para poder hablar de otras cosas que quizá en un tono más realista no serían tan encantadoras o apropiadas", explica.
¿Ha cambiado la visión del arte en la era digital?
Sin duda. La gran desaparición es una historia de fantasía, pero que también nace de una preocupación mía hacia mi generación y las siguientes en torno a nuestra adicción con los dispositivos. Hemos perdido la capacidad para estar presentes en la vida más allá de las pantallas, pero la fantasía me da una puerta de entrada para contar una historia de aventuras y dejar una reflexión.
Ya habías escrito un libro juvenil anteriormente.
Así es. El vuelo de Eluán es un libro pensado para el público de adultos jóvenes y para niños, porque nació de un sueño que tuve a los 17 años, de mi imaginación y de esas angustias juveniles. Lo publiqué cuando tenía 20, ¡hace 30 años ya! La fantasía me sigue pareciendo un género increíble que no tiene límites. Uno puede imaginar lo que sea y si hace sentido en función de la historia, lo plasma y confía en que el lector lo acompañe.
¿En qué momento se vincula el periodista con el pintor y el escritor?
Para mantener la cordura me sirve la pintura, que ha sido desde hace mucho tiempo una afición a la que recurro cuando necesito tranquilizarme, reflexionar. Simplemente me siento y comienzo a pintar. La literatura ha sido también una manera de comunicar lo que quiero compartir y que no puedo hacerlo necesariamente con el periodismo. No es lo mismo escribir una columna o un reportaje sobre el Museo de Louvre y la Mona Lisa que escribir una historia extraordinaria, sin límites. Son distintas facetas de esa persona que soy. Puede parecer contradictorio, pero quiero pensar que dentro de toda esta locura hay cierto método.
¿Qué tan lector eres?
Quisiera tener más tiempo para leer en mi vida, que se ve consumida por revistas, periódicos y contenidos que tratan de interpretar la realidad. Como periodista me siento secuestrado por la cotidianidad y por la obligación de entenderla y de interpretarla para la gente que tiene la confianza de seguirme.
El personaje de mi libro tiene un don mágico. Cuando lean la novela entenderán a qué me refiero, pero es un don que todos podemos tener si estamos realmente presentes cuando tenemos frente a nosotros una obra de arte o un libro. Creo que nos hace falta tener más magia, aventura y fantasía en nuestras vidas.
León Krauze recomienda libros que son epifanías
-
Primero que nada, recomiendo los cuentos completos de Oscar Wilde, que me definieron como ser humano. Es lo primero que recuerdo haber leído y hasta el día de hoy no puedo leerlo sin llorar, porque hay una nobleza muy profunda ahí y una elocuencia moral muy conmovedora, sobre todo para lectores jóvenes.
-
Recomiendo la obra completa de de Lovecraft, sobre todo En las montañas de la locura, porque no hay nada como las descripciones del horror cósmico, que de pronto nos rebasa.
-
Mi novela favorita es La carretera, de Cormac McCarthy, una novela postapocalíptica simplemente perfecta de principio a fin.
-
A sangre fría, de Turman Capote, es para mí una obra cumbre del periodismo narrativo, que pone de manifiesto la valentía, la astucia y a veces también la manera singular como el periodista se enfrenta con un caso que quiere explorar aunque tiene que poner en juego sus escrúpulos. Es una joya absoluta.
-
Recomendaría leer Octavio Paz, quien es difícil de sobrepasar. Piedra de sol, como todos sus poemas largos, es espléndido.
-
Leer a Gorostiza, toda su poesía y particularmente Muerte sin fin, es muy parecido a tener una epifanía. Yo amo la poesía y si pudiera escribir poesía, como traté de hacerlo siendo adolescente, lo haría, pero es un arte que se me escapa, que me elude.