Libros distópicos para explorar futuros posibles
En la encrucijada entre la realidad y la especulación se encuentran diversos libros con mundos que podrían surgir de las sombras de nuestras sociedades actuales.

Estos libros distópicos para explorar futuros posibles no solo capturan nuestra imaginación, sino que también sirven como espejos que reflejan nuestras preocupaciones más profundas y reflexiones sobre el rumbo que podría tomar la humanidad.
Tres visiones latinoamericanas
El género distópico captura la atención de lectores ávidos de explorar escenarios donde el orden establecido se desmorona y el tejido mismo de la realidad se desgarra. Julio Rojas ha destacado por su podcast en Spotify CASO 63 y ahora impulsa su carrera como novelista. Con Un mundo imposible, se adentra en los dilemas éticos y morales ante los cuales se encuentra la humanidad frente a los acelerados y en ocasiones distópicos avances de la ciencia y la tecnología.
En estas páginas, presenta personajes reales en tramas ficticias, usando adelantos imposibles que, sin embargo, parecen cada vez más cercanos. Aquí se unen la revolución de los átomos, la genética, la neurociencia, la robótica y la inteligencia artificial.
Leer sobre futuros distópicos nos obliga a reflexionar sobre la fragilidad de nuestras sociedades y las decisiones que estamos tomando en el presente. Además, otros géneros se cruzan, como sucede en Vladimir, novela ganadora del I Premio Lumen de Novela, en donde el poder y el deseo se conectar con un escenario apocalíptico.
Leticia Martin nos presenta a Guinea, quien debe salir de Estados Unidos después de que se ventilara su relación con un alumno mucho más joven que ella. Al llegar a Buenos Aires, descubre que se ha producido un apagón general que deja la ciudad sin luz, sin internet y sin móviles. Un hombre le propone alojarse con él y con su hijo adolescente, Vladimir, mientras continúe la situación. Sin combustible ni alimentos, los tres conviven en la casa, donde Guinea y Vladimir sienten un deseo turbio que ordena y produce el caos.
Una característica importante de las distopías es que nos enfrentan a preguntas fundamentales sobre la ética, la libertad y el precio de nuestras acciones en la construcción del mañana. En El hijo del monitor, la escritora mexicana Rowena Bali hace un estudio sobre el fracaso, sobre la obsesión, sobre vidas inútiles que se regodean en su inutilidad.
El mundo en esta historia de las notas está poblado por gigantes, reinas, vampiros y personas de muy baja estatura, como el protagonista, que se va de juerga y recibe humillaciones en un mundo extraño aunque cercano. Desde la consulta psicológica se abre una realidad en donde todos se vuelven borregos frente a lo que ven en pantallas y monitores.
Libros distópicos para explorar futuros posibles
Desde cuestionamientos sobre el abuso de poder y la vigilancia omnipresente hasta la lucha por la supervivencia en un mundo desgarrado por la guerra y la escasez, los libros distópicos abren ventanas a realidades alternativas que nos invitan a considerar cómo nuestras elecciones individuales y colectivas pueden dar rumbo a la historia. Hugh Howey lo sabe desde su best seller Espejismo.
En Silo ofrece un futuro en el que la Tierra es un planeta devastado, donde el aire se ha vuelto tóxico. Algunos seres humanos sobreviven en un silo subterráneo regulado por estrictas leyes. Cuando el sheriff Holston pide salir al exterior, una serie de drásticos acontecimientos llevará al resto de habitantes del silo a enfrentarse a algo que sólo se conoce por aterradoras historias.
Los paisajes distópicos, donde la esperanza a menudo se encuentra en la resistencia y la búsqueda de significado en medio del caos, son una característica de esta narrativa. Poster Girl, de Verónica Roth, explora los límites de la naturaleza humana, los peligros de las nuevas tecnologías y los dilemas morales que estas plantean.
La imagen del rostro de Sonya Kantor fue usado en un cartel como propaganda por parte de la Delegación, un Gobierno que controló durante décadas a la población a través de la Clarividencia, un implante ocular que premiaba o castigaba cada acción. Tras diez años encerrada en la Abertura, una prisión de cadena perpetua, Sonya sale para encontrar a una niña desaparecida.
Hay profecías y advertencias contenidas en estos libros. Pero incluso en los futuros más sombríos, la chispa de la humanidad puede arder con intensidad, como se lee en Mar de piedra, una metáfora impactante de un mundo petrificado por el egoísmo y la violencia, y de cómo, aun entre el concreto y el asfalto, florece la vida y el amor.
Esta novela deAura García-Junco se desarrolla en la Ciudad de México, en 2025. La calle Madero está ocupada por las estatuas de mujeres, hombres y niños desaparecidos día tras día. Los mattangs, o mapas que, según los creyentes, revelan el destino a quien sepa leerlos, son lo que dirige a la humanidad. Sofía, la protagonista, buscará la redención, para no olvidar.