Pedro Learreta recomienda libros de música, amistad y rebeldía
El escritor bilbaíno nos habla de su novela "Slavery Records" y sobre su vida llena de palabras, sonido y el placer de convivir con amigos.

La novela Slavery Records rinde homenaje al mundo del rock, los discos de vinilo y las historias que nacen en las tiendas de discos. A través de su protagonista, Susan Slavery, vemos la evolución de la industria musical, la nostalgia, los sueños y las contradicciones de quienes viven por y para la música. Pedro Learreta, su autor, nos habla al respecto y recomienda libros de música, amistad y rebeldía
Videoentrevista con Pedro Learreta

Por amor a la música
Natural de Bilbao, España, Pedro Learreta combina su faceta de abogado y docente en Derecho con su vocación literaria. Slavery Records es su primera novela, aunque ya había publicado en la antología A la sombra (Editorial Alhulia, 2020). el relato "George Martin y Brian Epstein: una historia que sucedió entre el 13 de febrero de 1962 y el 27 de agosto de 1967 y que comenzó con una bella maqueta musical para terminar con unas hermosas flores".
En tus propias palabras, ¿de qué va tu novela Slavery Records?
Mi novela es la historia de la vida de la protagonista, Susana Slavery, una mujer muy aficionada al rock y a los discos, que la narra en primera persona. Ha crecido siempre bajo la inspiración de la música rock y es propietaria de una tienda de discos en Los Ángeles, en el área de West Hollywood. Allí ocurren una serie de cosas con personajes que acuden al local: clientes, amigos, músicos, algunos famosos. A través de la tienda y sus peripecias, Susan nos cuenta su vida, que en el fondo es la de muchos aficionados al rock.
Susan es una proyección de cosas mías como aficionado a la música y comprador de discos, y creo que también de muchas otras personas, de muchos de mis amigos y conocidos a lo largo de la vida que somos aficionados al rock.
¿Qué has encontrado durante tu viaje en las palabras y la música?
Es una experiencia intensa y muy gozosa, porque yo soy muy aficionado, siempre lo he sido, a las dos disciplinas artísticas: la música y la literatura. He encontrado a través de la escritura y de la narración creativa la manera de unirlas.
Siempre soñé con escribir relatos, con escribir ficción. No todo, pero mucho de lo que he escrito en mi vida está de alguna manera relacionado con la música y con el rock, con la historia del rock y lo que lo rodea: los discos, los aficionados, los músicos, la industria.
En las últimas tres o cuatro décadas encuentro muchísima inspiración para las historias porque el rock es un mundo tremendamente literario, también cinematográfico, como hemos visto en estos últimos años con bastantes biopics y películas relacionadas con el mundo del rock que han sido muy exitosas, porque a la gente le gustan, incluso aunque no sean demasiado aficionadas, porque cuentan historias en las que hay amor, hay familia, hay éxito y fracaso, hay búsqueda de identidad, hay intrigas. Hay muchas cosas de las que ocurren en la vida que interesan cuando uno se acerca a la literatura o al cine. Espero haber conseguido fusionar las dos pasiones en Slavery Records.
¿Por qué elegiste Los Ángeles como escenario y a una mujer como protagonista?
La localización en Los Ángeles tiene que ver primero con que es una ciudad eminentemente cinematográfica y musical. Hay mucha historia de música rock en Los Ángeles. En segundo lugar, es una ciudad que tiene un elemento de misterio a su alrededor. A mí me inspira misterio y a la vez me resulta muy atractiva, y eso contribuía a crear una atmósfera que ayuda a que el personaje se desenvuelva. A la vez facilitaba que estando en Los Ángeles se encontrara con ciertas personas. De todas las opciones internacionales que yo tenía, una muy obvia era Nueva York, pero me parecía demasiado fácil, algo trillada, y creí que Los Ángeles era más original. Es además una ciudad muy literaria en la que hay historias de literatura como las de Raymond Carver o Raymond Chandler.
Y en el caso de que Susan fuera mujer, la verdad es que no lo sé muy bien. Hay quien me ha dicho que quizás quería alejarme del personaje convirtiéndolo en mujer, porque muchas de las cosas que piensa y le ocurren a Susan son mías. Puede ser, pero desde luego el resorte que me llevó a ello fue inconsciente. Ha sido una experiencia personal escribir en la voz de una mujer y tratar de entender la sensibilidad de una mujer. Es una experiencia muy satisfactoria.
Ser mujer en los ochentas y dedicarse al rock no era tan común.
Es verdad. En algún momento de la novela ya se dice: el rock, particularmente en la época que tú estás diciendo, ha sido un fenómeno cultural bastante machista, dominado por hombres como protagonistas, por hombres que eran sustancialmente los ídolos.
Me apetecía mucho que Susan Slavery fuera una outsider de la gran industria. Ella tiene un pequeño comercio en Los Ángeles de discos de segunda mano que está fuera del mainstream, pero que al mismo tiempo es un lugar en el que se vive la esencia de la afición a la música y de los discos.
¿Quién hizo la portada y cómo describes la tienda de discos de tu novela?
Está realizada por un ilustrador gallego residente aquí en Bilbao, Pablo Gallo, un fantástico dibujante que captó totalmente la idea que yo tenía y el espíritu de la tienda. Slavery Records, la tienda que describo en la novela, es claramente el resultado de mis propias vivencias como aficionado a la música. Cuando eres muy aficionado a la música te interesan los discos, y cada vez que ves una tienda de discos entras. Si la tienda tiene un mínimo interés, compras discos.
He tenido la fortuna en mi vida de viajar mucho y allá donde he ido siempre he buscado y encontrado tiendas de discos, y cuanto más extrañas, pequeñas y singulares eran, mejor. Slavery Records es una tienda imaginada en la que he concentrado algunas de esas cosas que he visto en mi vida en tiendas de discos de diferentes lugares.
Tu libro recupera el gusto por la conversación y la comunión entre personas.
Me gustan esos espacios de reunión que siguen existiendo: las librerías, algunos bares, las tiendas de discos, galerías de arte. Lugares donde ocurre algo que reclama el público, y después el público interactúa y desarrolla una relación. Eso ocurre claramente en Slavery Records.
La tienda de la novela, imaginada por mí en West Hollywood, es una tienda que tiene trastienda. Una trastienda donde ocurren muchas cosas porque los clientes y amigos de Susan acuden allí precisamente para eso: para hablar, escuchar música, comprar discos, pero también para sentarse, fumar, beber, conversar y disfrutar de la vida. A los que somos aficionados al rock y compradores de discos nos encanta hablar de discos. Cuando compartes una afición, interactúas en un plano emocional con otras personas que la comparten. Es una experiencia muy hermosa que se presta a mucha literatura, porque permite la entrada y salida de diversos personajes con sus propias historias.Eso es precisamente lo que cuento aquí: las historias de esas personas que acuden a Slavery Records.
Sonidos de Bilbao
La pluma de Learreta ha aparecido también en las páginas culturales de El Correo a través de diversos artículos y relatos breves, y Slavery Records parece hecha para llegar a la pantalla.
Tu novela es como una serie de televisión.
Creo que aquí hay material para una serie de televisión. Si alguien nos está escuchando y quiere leer la novela para pensar en un guion, me parece estupendo. Es una historia muy visual que permitiría entradas y salidas de personajes, con interacciones propias de una serie de televisión. Podríamos hacer una producción pequeña donde el valor estuviera en crear un interior muy fuerte y personajes intensos.
¿Qué compartes sobre la industria musical en tu novela?
En gran medida, lo que cuento sobre la experiencia de la industria musical y la venta de discos es mi propia experiencia. Nací en 1967 y empecé a comprar discos a finales de los setenta, cuando el vinilo tenía un significado especial, un valor económico y una posición determinada en el mercado. Viví los noventa con la aparición del CD, el final de esa década con el surgimiento del streaming en sus diversas modalidades, la caída de las ventas de CDs y su pérdida de valor, y posteriormente el resurgimiento del vinilo, tanto nuevo como de segunda mano. Esa es la secuencia cronológica histórica resumida.
Esta experiencia tan singular está trasladada a la historia de Susan Slayberry, que nos cuenta el desenlace de todo ese periplo como propietaria de un pequeño negocio económicamente complicado: una tienda de discos de segunda mano en West Hollywood. Es la historia reciente de la industria discográfica.
¿Cómo es el lado under que se mezcla con lo mainstream de Susan?
Una faceta importante de la historia es que Susan comparte con todos los aficionados al rock ese afán de emular a nuestros ídolos y el deseo, confesado o no, de formar parte del mainstream donde están esas estrellas. Como el éxito absoluto está reservado a muy pocos en la historia del rock, muchos se quedan en el underground, no siempre por voluntad de ser contracultura, sino a veces por pura necesidad. Susan vive esos sueños de grandeza y su posterior choque con una realidad más dura.
Este choque lleva al aficionado a preguntarse si todo no será una ensoñación, si no nos habrán engañado un poco. Los poetas nos engañan: la vida no es tan hermosa como en los poemas. Nos embriagamos con los poemas, creemos que son la realidad y luego nos damos de bruces con ella. En el rock ocurre algo parecido. Susan acaba encontrando, como nos pasa a todos, su propio lugar donde el verdadero valor está en la música, la pasión por ella, los buenos discos y las relaciones que surgen alrededor de ellos.
¿Cómo es la música y la literatura actual de Bilbao, España?
Nací en Bilbao, crecí aquí y sigo viviendo aquí. Es una ciudad pequeña del norte de España que nunca ha tenido el ímpetu de Madrid o Barcelona, ni siquiera en lo musical. Pero desde mi adolescencia ha habido aquí una cierta esencia rockera, un gusto por el rock más clásico y guitarrero que sigue existiendo.
Mi generación va envejeciendo, pero seguimos yendo a conciertos. Todos los grandes artistas han pasado por Bilbao: desde los Rolling Stones y Bruce Springsteen hasta Paul Simon y James Taylor, además de muchos artistas menos conocidos. Bilbao es una ciudad muy musical.
En el plano literario hay una actividad frenética, como en todas partes. Hay muchas librerías, escritores y producción literaria. Mi editorial, Liburuak, tiene su sede en Bilbao y está apegada a esta ciudad. Es un lugar equilibrado, sin cosas superlativas pero tampoco demasiado pequeño. Tenemos un museo moderno reconocido mundialmente, el Guggenheim, y es una ciudad que recomiendo visitar a cualquier mexicano que venga a España.
¿Vendrás a México para hacer promoción?
Me encantaría visitar México, porque es una asignatura pendiente. Estuve a punto de ir por motivos profesionales hace poco, pero finalmente no fue posible. He estado en otros países latinoamericanos, como Argentina y Uruguay, pero nunca en México. Me encantaría ir a promocionar mi libro y espero que el público mexicano se interese por Slavery Records.
Pedro Learreta recomienda libros de música, amistad y rebeldía
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Les recomiendo Alta fidelidad, del escritor británico Nick Hornby, un autor de bastante éxito que ha escrito varias novelas, algunas llevadas al cine. Es una novela muy bonita que narra una historia sobre una tienda de discos, por eso me sirvió de inspiración. La versión original de Nick Hornby transcurre en Gran Bretaña, mientras que la película que hizo Stephen Frears años después, con John Cusack, se desarrolla en Chicago, Estados Unidos. La novela es maravillosa, muy sentimental y un canto al amor por los discos y la música.
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Actualmente estoy leyendoun libro de Caitlin Moran, otra escritora británica. Es una autora muy exitosa que ha publicado en Reino Unido y que ya tiene mucho éxito en España. Es su última novela, publicada por Anagrama, titulada ¿Y los hombres qué? (What about men?), habla de los hombres y sus problemas en las relaciones con mujeres y en su vivencia sexual. Es un libro que acaba de publicarse en España, estoy a punto de terminarlo y me parece fantástico.
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Para seguir con algo más clásico de la literatura española, hay varios escritores que me han inspirado mucho. Quizás el que más es Miguel Delibes, ya un clásico de la literatura española del siglo XX. De Delibes hay muchas novelas que me gustan, pero la que guardo en el corazón es El camino, una de sus primeras y más célebres novelas. La tengo especial cariño porque la leí en el colegio hace muchos años, luego la he releído y disfrutado, y además tengo un ejemplar dedicado por el propio Miguel Delibes.
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Para citar algo mexicano, este año tuve el placer y el honor de conocer a Juan Villoro cuando estuvo en Bilbao durante el festival Ja! Compartí comida con él y otros amigos, y fue una experiencia estupenda. Es un hombre maravilloso en todos los aspectos: gran conversador, persona muy culta, tremendamente agradable y divertida. No había leído nada suyo hasta ese momento, pero después de conocerlo personalmente y presenciar su charla, me lancé a comprar sus libros. Cualquiera de sus libros de relatos me ha encantado, porque tiene una imaginación y un sentido del humor maravillosos, dos cosas que adoro en literatura.