Sandra Becerril y Henry Bedwell: libros que asustan, pero gustan
Son escritores y cineastas, son pareja y aman el horror. Aquí hablan de su libro más reciente, "Juego de niños", y de su vida entre fantasmas.

Sandra Becerril y Henry Bedwell son una pareja de escritores y cineastas mexicanos cuya contribución al género de terror es reconocida en América Latina. Juntos, escribieron el libro Juego de niños, una obra que explora el miedo desde una perspectiva adolescente y perturbadora, como aquí nos cuentan. Además, recomiendan libros que asustan, pero gustan.
Videoentrevista con Becerril y Bedwell

Terror en los ochenta
Juego de niños es una novela que nos sumerge en una travesía aterradora por rituales demoniacos, presencias fantasmagóricas, planos dimensionales y otros asuntos sobrenaturales.
"Se centra en un grupo de amigos en la época de los ochenta que deciden realizar un reto tras leer una historia en un periódico. Durante las vacaciones, cada uno se va a su pueblo y elige un juego que debe completar y documentar mediante fotos o videos, ya que es una época sin internet. Sin embargo, las cosas comienzan a salir mal y se descontrolan. Hay un ente diabólico que los acecha, sacando a flote todos sus miedos", explica Sandra Becerril, quien cuenta con un sinfín de premios y reconocimientos por su labor.
Para Henry Bedwell, otro destacado director de cine del género y coautor del libro, "es una historia humana y divertida sobre estos jóvenes. Pertenece al género de teen horror y nuestro objetivo es que el público se identifique con alguno de los personajes, ya que representan aspectos de lo que fuimos en la preparatoria".
¿Por qué eligieron ambientarla en los años ochenta, Sandra?
Es una historia que conecta con la época en que nosotros, de niños, vimos surgir grandes franquicias de horror en el cine. Estas películas, aunque ahora las veamos con una perspectiva más madura, eran historias sobre jóvenes que se descontrolaban y que, en un contexto de falsa moral, enfrentaban consecuencias vinculadas al sexo, las drogas o los excesos. En los ochenta, estos temas solían reflejarse en los personajes slasher, psicópatas que primero atacaban a los que rompían las normas morales, una fórmula que sigue vigente en el teen horror, pues ofrece una forma de contar historias de terror desde un lado inocente, diferente al del adulto. Los adultos tienden a racionalizar todo, mientras que, cuando eres joven, tus miedos y tu imaginación construyen el contexto ideal para la historia.
¿Qué es el teen horror u horror adolescente, Henry?
El teen horror remite a las historias protagonizadas por adolescentes, en esos tiempos en que más miedo tenemos, cuando todo es nuevo y emocionante. En los ochenta, por ejemplo, teníamos ese lado inocente y la posibilidad de hacer cosas descabelladas sin tanta sobreestimulación como la de ahora, lo que permite que los personajes jueguen los juegos diabólicos.
Volver a contar estas historias es fascinante, sobre todo a través del terror, que sigue evolucionando. Durante nuestra investigación, recordamos juegos de la niñez, como "Charlie Charlie", que sigue vigente y hasta tiene versiones en aplicaciones móviles. A diferencia de la ouija, "Charlie Charlie" aún se juega, lo que muestra que los juegos y el terror son atemporales.
Sandra, ¿cuál es el estado del género de terror?
El terror, como género, nunca pasa de moda; los fantasmas y demonios siempre estarán presentes. Por eso nos siguen encantando estas historias, aunque ahora se fusionen con otros géneros, como el horror de zombies o el horror de ciencia ficción. En México, este tipo de leyendas son parte de la cultura y se transmiten de generación en generación. Las leyendas populares forman parte de nuestra identidad, y eso las hace tan especiales.
Amor por el género
Pareciera que escribir a cuatro manos es un acto de malabaristas. Sin embargo, para Sandra y Henry fue, literalmente, un juego de niños. Comparten que desarrollaron la idea durante viajes, festivales y ratos libres.
"Henry propuso la idea y desde ahí empezamos a crear la novela, construyendo personajes con virtudes y defectos, eligiendo los juegos y definiendo el antagonista. Nos sentamos a escribir un año después con todo claro: la historia sería narrada en primera persona, permitiendo que el lector descubriera los secretos de los personajes sin que los demás los supieran. Así, el lector se convierte en cómplice de la historia. Cada uno de nosotros desarrolló tres personajes y escribíamos capítulos de forma alternada, haciendo una revisión final para lograr un tono uniforme y fluido. Escribirla fue divertidísimo, y terminamos la primera versión en un mes", explican los autores.
¿Qué les da miedo hoy en día de lo sobrenatural y qué de lo real?
Sandra: En cuanto a lo sobrenatural, nos emociona más de lo que nos asusta. Ambos tenemos fobias: yo a las ratas y Henry a las arañas. Desde pequeños convivimos con lo sobrenatural, así que no nos asusta; al contrario, nos gusta que sigan ocurriendo cosas extrañas. Por ejemplo, durante esta entrevista estamos en una casa donde vivió David Alfaro Siqueiros, y esperábamos algo tenebroso, pero hasta ahora no ha habido nada.
Henry: El verdadero miedo, para nosotros, es el narco en un país como México, donde se vive ese temor de manera constante. Este es el miedo de la realidad, más grande que cualquier historia ficticia.
¿Cómo es ser una pareja de maestros del terror?
Sandra: Encontrar a alguien con afinidad en esta carrera en la escritura es difícil, ya que suele ser un trabajo solitario. Nos conocimos en los festivales de cine de terror, donde se hacen amigos vinculados con el género. Los festivales reúnen a un grupo de personas apasionadas y esto hace que se forme una especie de familia, especialmente entre quienes llevamos 20 años o más dedicados al horror.
Henry: Nuestro amor por el terror es genuino, es divertido trabajar juntos en esto. Aunque cada uno tiene sus logros y experiencias, compartimos la visión de hacer el terror mexicano más fuerte y reconocido. En este medio suele haber competencia y envidia, pero nosotros estamos comprometidos con mejorar el género sin perjudicar a otros.
¿Cómo explicarían a alguien ajeno lo que es el Día de Muertos en México?
Sandra: ¿Qué es una tradición súper divertida? Los mexicanos vivimos con la muerte todo el tiempo; la bailamos, la celebramos y hasta le damos de comer. Somos el país que más consume terror en el mundo, así que estamos acostumbrados a ver la celebración desde una perspectiva divertida. En mi caso, el Día de Muertos es como mi Navidad: lo espero con muchísimas ansias todo el año, soy como un meme de esos que no pueden esperar a que llegue octubre.
Esta celebración va más allá de calaveras y flores. Es una tradición en la que realmente honramos a nuestros muertos, les dejamos comida para que vengan a la casa a disfrutar de ella. Eso es algo maravilloso, ¿no? Todo el año los recordamos y los extrañamos, pero en estos días sabemos que pueden venir a visitarnos. En lugar de sentir miedo, los recibimos con muchísima alegría.
Henry: A los extranjeros les diría que se animen a vivir esta tradición increíble. Es una forma maravillosa de honrar a quienes se han ido. Es importante que no olvidemos esta tradición tan valiosa. Aunque se mezcle con otras culturas, la esencia sigue ahí. Al final, muchos de nosotros somos mestizos, tenemos raíces en diferentes partes del mundo, pero eso no nos impide adoptar una tradición tan rica y fascinante como la mexicana. Yo amo esa parte de nuestra cultura, me parece extremadamente mágica y no debemos olvidar esa magia; está en todos lados y forma parte de nosotros porque a los mexicanos nos encanta la muerte. No la dejamos ir nunca, ¡esa es la neta! La muerte nos pela los dientes.
Becerril y Bedwell: libros que asustan, pero gustan
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Déjame entrar es un libro que primero fue llevado al cine en su país natal y luego tuvo un remake en Estados Unidos. Trata de una niña vampiro que necesita un amigo para hacerle compañía toda la vida y encuentra en un niño que se vuelve su confidente. La atmósfera es espectacular: es una historia sencilla, pero muy inquietante, porque los niños vampiro siempre son muy interesantes. El autor es un maestro del terror, sobre todo en crear atmósferas, y admiramos mucho su trabajo. (Sandra)
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Les recomiendo El silencio de todos los muertos, de Sandra Becerril, considerada un ícono del género en América Latina que cuenta con una gran trayectoria. Esta novela de una casa embrujada es de las más aterradoras que he leído. Tiene tintes autobiográficos y eso la hace todavía más intensa. La historia me transportó a otra época y me dejó completamente inmerso en su ambiente. Fue una novela que, en serio, me marcó profundamente. (Henry)
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Aura, de Carlos Fuentes, fue de las primeras novelas de horror que leí y la he revisitado unas 30 veces en mi vida. El hecho de que esté narrada en segunda persona me parece un logro espectacular. La historia sigue a un hombre con un enamoramiento extraño, como un crush, pero todo es fantasmal. Además, sucede en la Ciudad de México, en Donceles. Esta novela estuvo en la biblioteca de mi casa por culpa de mi madre y realmente me transformó. (Sandra)
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Flores en el ático, de V.C. Andrews, es una novela de 1979 que han adaptado al cine decenas de veces, pero ninguna versión le hace justicia al libro. La leí cuando era muy joven y desde entonces los áticos me causan más miedo que los sótanos. Sé que los áticos no son parte de nuestra cultura, pero cuando llegas a casa de algún familiar que tiene uno, da algo de inquietud que te asignen ese espacio para dormir. (Henry)