Tamara Trottner recomienda libros valientes
La escritora mexicana nos habla de su novela más reciente, "Pronunciaré sus nombres", y sobre lo que significa honrar a los ancestros.

En entrevista, Tamara Trottner nos habla sobre su nueva novela, Pronunciaré sus nombres, precuela de su exitoso libro Nadie nos vio partir. También comparte sus reflexiones sobre la vida de sus abuelos y de todas las personas que tuvieron que huir de Europa del Este en el siglo XX. Además, nos recomienda libros valientes.
Videoentrevista con Tamara Trottner

El pasado, presente
La obra de Tamara Trottner se caracteriza por su profundidad emocional, su capacidad para conectar con el lector a través de historias personales y familiares, así como la habilidad para entrelazar la historia individual con la historia colectiva. En Pronunciaré sus nombres, Trottner nos invita a sumergirnos en la vida de sus abuelos, quienes tuvieron que abandonar su hogar en Europa del Este en la primera mitad del siglo XX debido a la guerra, la persecución y la violencia.
Tamara, ¿cuál es el argumento de Pronunciaré sus nombres?
Pronunciaré esos nombres es la historia de mis abuelos. Los dos tuvieron que salir de Europa del Este en la primera mitad del siglo XX, este siglo tan convulso en donde entre la Revolución Rusa, la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, los pogromos (linchamiento multitudinario, acompañado de la destrucción o el expolio de bienes). Un gran número de personas tuvieron que salir, sobre todo personas de la comunidad judía. Entonces, hablo de la historia de Europa del Este pero, al mismo tiempo, pronuncio los nombres de aquellas personas que vivieron esa realidad, porque la historia se maneja por estadísticas, con las que se pierde humanidad. En cambio, si pronuncias sus nombres y les pones una mirada, si les pones una historia, una tristeza, un miedo, ya los conviertes en seres humanos y eso es lo que yo trato de hacer.
¿Cómo se conecta este libro con tu anterior novela, Nadie nos vio partir?
Nadie nos vio partir no trata de ellos, pero yo dije: 'Necesitamos saber quiénes vinieron antes, de dónde venían, cómo eran esas familias para luego entender por qué pasó todo lo que pasó'. Además, cuando sale Nadie nos vio partir, muchísima gente me dice: 'Tamara, me quedé con muchísimas ganas de saber más de esos abuelos', y a través de mis editores y de una serie de circunstancias escribí esta precuela.
¿Cómo fue el proceso de investigación y escritura de Pronunciaré sus nombres?
Fue muy sorprendente, porque yo empecé a escribir la novela, que empieza en 1985, el día que muere mi abuelo y, estando en el luto, yo abro un cajón, saco unas fotos y encuentro una, de un hombre muy joven, muy guapo, parado mirando al horizonte, y atrás hay un barco. Mi abuela me dice que es mi abuelo cuando se iba a subir al barco para ir a América. Estas personas de Europa del Este querían ir a América, no sabían si iban a llegar a Estados Unidos, a México o a dónde. Pensé que esa historia la tenía que contar, porque es muy linda e interesante. Y cuando estaba escribiendo la parte en donde la familia de mi abuelo es atacada, comienza la invasión de Rusia a Ucrania. Yo dije: 'Ya pasaron 100 años y no hemos aprendido nada'. Fue una sensación muy desesperante la de pensar que de nuevo la gente tiene que huir, volví a ver los barcos de migrantes, a la gente desesperada, y pensé: '¿Qué hemos aprendido como humanidad? ¿De qué sirvieron tantas muertes? Ahí se desarrolló toda la historia.
¿Qué descubriste tras finalizar Pronunciaré sus nombres y cuál es el valor de la autoficción?
Descubrí una cantidad de cosas que hoy me hacen sentido en mi vida, en la vida de mis hijos. Es mi forma de escribir, no sé hacerlo de otro modo. Realmente para escribir historias necesito meterme adentro de mí, y tanto Nadie nos vio partir como Pronunciaré sus nombres, son historias que llevaban muchos años adentro de mí, queriendo salir.
Entonces, la autoficción, el usar la primera persona, es mi manera de escribir y creo que es, además, la manera en la que conecto con el lector. Siento que los lectores se dan cuenta cuando un escritor se desnuda, se abre y dice 'aquí estoy', porque el libro se vuelve honesto y entrañable. Y así es como trato yo de escribir, para que mis lectores así lo sientan.
El amor y el hogar
"Yo creo que la única manera de honrar nuestro linaje es justamente pronunciando los nombres de nuestros ancestros, sabiendo de dónde vienen, sabiendo quiénes son, porque eso hará que sepamos quiénes somos nosotros", explica Tamara.
¿Cómo fue hablar del pasado para entender el presente?
Fue muy interesante, porque yo empecé hablando de la historia de mis abuelos y de la historia general. Hablo de Ucrania, de los Romanov, de Stalin, de Hitler. Nayeli, mi editora, me ayudó muchísimo, porque ella me confirmó todos los datos, verificó cada fecha, los números, y entonces me pude meter de lleno a la historia personal, en la de mis abuelos, en la de mis tíos y de la gente que vivió eso.
¿Qué papel juega el amor en la historia de tus abuelos y en tu propia vida?
Es una gran historia de amor la de mis abuelos. Fue un encuentro entre dos personas que no tenían que haber estado en México y, sin embargo, aquí estuvieron y vivieron más de 70 años juntos. Es ese amor, el amor familiar y el amor por el lugar que dejas, sus sabores, sus olores, sus canciones de cuna, las tumbas de tus muertos... Porque no pensamos en la gente que emigra, que deja todo, y no es nada más lo material, es todo lo que eres tú, esos amores que se tienen que quedar en otro lugar.
También está el amor a México. Este amor y agradecimiento que tuvieron mis abuelos, porque México los recibió, les permitió conservar su religión, sus creencias, hacer una vida, ganar dinero y ese amor al país existe en mí, existe en mis hijos, en mi nieta, que ahora está muy chiquita, tiene apenas un año, pero sé que va a existir en ella también, porque es el amor aun país que acogió a esta gente que estaba desesperada y le dio un hogar. No nada más una casa, sino un hogar.
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Voy a recomendar es un libro que acaba de salir y se llama Siento la furia bostezar, de un escritor muy joven que se llama Iván Cherem. Es su primera novela y me voló los sesos. Estos libros de literatura escrita por jóvenes traen otro chip. Él, como escritor, trae una pluma valiente, arriesgada, un lenguaje increíble, una filosofía preciosa.
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Un libro que recomiendo muchísimo es el nuevo de Sofía Segovia, que se llama De lector a escritor. Está genial. Si quieres escribir, si quieres lanzarte a ver qué sucede con la escritura y cómo hacerlo, qué mejor que seguir las recomendaciones de una de las mejores escritoras de este país, que es Sofía Segovia.
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Me encantan los libros de Han Kang, la Premio Nobel. Estaba muy dudosa cuando se lo dieron, porque me pregunté cómo alguien tan joven ganó el Nobel. Pero La clase de griego, ¡qué bárbaro!, qué manera de escribir de esta mujer. Los suyos son libros con un nuevo lenguaje y una nueva forma de manejar la literatura, que es espectacular
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Les recomiendo mucho a Beatriz Rivas. Voces en la sombra es su novela más reciente y es preciosa, como todo lo que hace Beatriz: Se trata de una novela histórica donde nos habla de Víctor Hugo, del París de aquella época.
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Ahorita está de moda Cien años de soledad. Si no lo han leído, léanlo. Si ya lo leyeron, vuélvanlo a leer. Yo lo acabo de volver a leer como por cuarta vez y me volvió a dejar fascinado. Gabriel García Márquez es de esos que hay que ver hacia arriba.