Hay una revolución violeta en el mundo de las letras latinoamericanas: cada vez son más las escritoras que están apropiándose del género noir en la literatura, aportando mucho a las historias policiacas y de crímenes. Estas diez novelas negras escritas por mujeres latinoamericanas son apenas un ejemplo de ello.
Vientos del sur
A Cometierra le llaman así porque desde niña puede conectar con personas que han sido asesinadas tras comer un puñado de tierra de donde se les vio por última vez. Este personaje de la argentina Dolores Reyes regresa en Miseria, dispuesta a conectar con mujeres a las que mataron y, al hacerlo, les arrebataron hasta el nombre.
Claudia Piñeiro ha ganado el reconocimiento internacional por su labor en la escritura. En Betibú, la también argentina reflexiona sobre el periodismo, la situación en su país y la visión femenina de Nurit Iscar, una escritora retirada apodada Betibú en homenaje a Betty Boop, quien ayuda a resolver un crimen en un exclusivo barrio.
En Los Divinos, la escritora colombiana Laura Restrepo se adentra en un feminicidio que ocurrió en Bogotá y que la llevó a dejar en espera lo que estaba haciendo para recrear esta historia verídica sobre un grupo de hombres que violentaron a todas las mujeres que los rodearon.
La escritora ecuatoriana Mónica Ojeda tiene una de las plumas con mayor proyección en el imaginario literario latinoamericano. Sus novelas Nefando y Mandíbula la han colocado en un lugar prioritario por su singular manejo del miedo, del dolor femenino y de la venganza.
Florencia Etcheves es una periodista, escritora y presentadora de noticias argentina, especializada en casos policiales. Es autora de La hija del campeón: en la novela, Ángela Larrabe, a quien su padre, una gloria del boxeo, abandonó a su suerte desde niña, recibe tres mensajes indescifrables, vinculados con ataques a mujeres jóvenes.
Diez novelas negras escritas por mujeres latinoamericanas. México
Durante mucho tiempo, las glorias latinoamericanas del género policiaco en la novela fueron hombres. Laura Esquivel, después de su laureada Como agua para chocolate, rompió el esquema al crear a Lupita, una singular policía con problemas de alcoholismo, que le dio un toque femenino a la novela negra mexicana.
Finalista del segundo Premio Novela Letras Nuevas, en 2013, Tan frío como el infierno es la primera novela de Patricia Valladares, saga policiaca que colocó a la mexicana entre las pioneras del género escrito por mujeres, con un discurso ideológico y una crítica social a la historia reciente del país.
Liliana Blum se ha posicionado, junto con Fernanda Melchor, como una de las autoras más libres y brutalmente exploradoras de la realidad que hay en México. En todas sus novelas mantiene un estilo ágil y potente, que perturba mientras atrapa y fascina.
Por su parte, Mónica Rojas se ha revelado como una excelente escritora de novela negra que, con Lobo, su primer título, está llamando la atención de lectores y lectoras, al igual que Verónica E. Llaca, creadora de La herencia, una historia sin concesiones que aborda el tema del aborto vinculado con una serie de complejos crímenes.