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Horror: un género literario en boga

Especial Horror: un género literario en boga

Rebeca Márquez Américas /

A través de siglos, el horror en la literatura ha evolucionado porque se vincula con las tensiones sociales, los tabúes y los desafíos psicológicos de cada época. Desde clásicos como Mary Shelley hasta el ícono contemporáneo Stephen King, el horror literario sigue provocando una fascinación única y perturbadora que lo ha llevado a ser un género literario en boga en América Latina.

El origen del género

El horror literario se remonta a mitos antiguos y cuentos de fantasmas transmitidos oralmente. Sin embargo, como género formal, se consolidó en la época del gótico inglés del siglo XVIII, con obras pioneras como El castillo de Otranto, de Horace Walpole, y Los misterios de Udolfo, de Ann Radcliffe. El horror gótico, caracterizado por castillos sombríos, ambientes sobrenaturales y misterios psicológicos, sentó las bases para el horror moderno. De hecho, hoy en día hay títulos de reciente publicación que se catalogan como parte de un gótico contemporáneo.

El horror experimentó una evolución con escritores como Edgar Allan Poe, quien profundizó en temas psicológicos y terroríficos en cuentos que mostraban el deterioro mental y moral de sus personajes. H.P. Lovecraft fue otro gran exponente, introduciendo el horror cósmico, que presenta a la humanidad como una entidad insignificante en un universo lleno de fuerzas incontrolables.

Aunque suelen usarse como sinónimos, hay una diferencia entre horror y terror en la literatura. El terror busca generar una sensación de miedo anticipatorio, utilizando la atmósfera, el suspenso y lo desconocido para alimentar la ansiedad del lector. Por otro lado, el horror implica una confrontación más directa con el miedo, la repulsión y lo grotesco, llevando al lector a una catarsis emocional.

Stephen King, uno de los maestros del género, explica que el terror es la anticipación que causa una puerta que se abre lentamente; el horror es ver lo que hay detrás de esa puerta y no poder escapar. Así, ambos conceptos funcionan como distintas dimensiones del mismo género.

El horror en América Latina

En América Latina, el horror literario ha crecido en los últimos años, con autores que exploran desde mitos y leyendas locales hasta temas modernos de violencia, injusticia y opresión. Escritores como Mariana Enríquez (Argentina), con su libro Nuestra parte de noche, y Fernanda Melchor (México), en Temporada de huracanes, llevan el horror a un plano de realismo que refleja la brutalidad social y política en sus respectivos países.

El horror latinoamericano contemporáneo aborda temas como el narcotráfico, la corrupción, los femicidios y la marginación social, usando el género para exponer realidades terribles que persisten en la región. Samanta Schweblin (Argentina) también explora el horror a través del surrealismo en su novela Distancia de rescate, que examina el miedo parental y el peligro ambiental.

Otras temáticas en los títulos latinoamericanos abordan el desmoronamiento familiar, el abuso, la ausencia y los miedos infantiles convertidos en traumas psicológicos, como en el caso de Paulette Jonguitud (México), con El mundo desplazado, su novela más reciente.

Hoy en día existen diversos subgéneros, como el horror psicológico, el horror cósmico, el horror intimista, el teen horror y el body horror, que exploran las profundidades de la mente, los secretos del universo y las posibilidades grotescas de la transformación corporal.

Bernardo Esquinca (México), por ejemplo, es conocido por vincular al horror con la cultura y el folclore mexicano, en libros como Los niños de paja y Demonia. Sus historias a menudo incluyen elementos de lo paranormal y el thriller, aportando una dimensión aterradora y crítica a las leyendas urbanas mexicanas​.

Por su parte, el también escritor mexicano Alberto Chimal va de lo fantástico a lo surrealista y al horror, con personajes que enfrentan lo desconocido o situaciones límite. Su estilo se caracteriza por su riqueza literaria y su habilidad para cuestionar la percepción de la realidad​.

El papel de las mujeres en la expansión del género

Las escritoras han sido fundamentales en la expansión del horror, aportando una perspectiva innovadora y socialmente crítica. Mary Shelley, Shirley Jackson y en Alma Katsu han mostrado cómo el horror puede ser usado para examinar temas de género, relaciones familiares y conflictos internos.

En México tenemos a Amparo Dávila, quien fue una de las autoras más influyentes de la literatura fantástica y de horror en el país, pues exploró con profundidad los rincones oscuros de la mente humana, el aislamiento y la fragilidad de la realidad. Sus relatos desafían los límites de la lógica y la razón, abordando temáticas como el miedo, la locura y lo sobrenatural, como en Música concreta y Árboles petrificados, una colección que le valió el Premio Xavier Villaurrutia. Su legado ha cobrado especial relevancia en el siglo XXI, influenciando a nuevas generaciones de escritoras de horror.

Otra autora mexicana que dejó un gran legado es Guadalupe Dueñas, quien exploró lo extraño y perturbador en sus cuentos. Conocida por su colección Tiene la noche un árbol, compartió con Dávila los personajes solitarios, muchas veces mujeres, inmersas en situaciones de alienación y enfrentadas a realidades inquietantes o absurdas que bordean lo sobrenatural. Esta afinidad en sus enfoques ha hecho que ambas autoras se consideren pioneras de lo fantástico y el horror psicológico en la literatura mexicana.

La aportación femenina al horror ha ampliado el campo, haciéndolo más inclusivo y capaz de reflejar la diversidad de experiencias humanas. Hoy en día, Liliana Colanzi (Bolivia) ha redefinido el género con una mirada femenina, explorando temas como la violencia contra las mujeres y los traumas intergeneracionales, al igual que Mónica Ojeda (Ecuador) en libros como Mandíbula

Alma Mancilla, escritora y antropóloga mexicana, ha destacado a través de una revisión de temas oscuros y perturbadores en cuentos y novelas. Su obra se caracteriza por la presencia de elementos de horror psicológico, lo siniestro y lo inquietante, donde las experiencias humanas se retuercen en espacios de aflicción y misterio. Entre sus libros más reconocidos se encuentran De las sombras, El predicador y Fulgor

Reconocida como la "reina del terror en América Latina", Sandra Becerril ha ganado una reputación notable. Es pionera en el guionismo de terror en México y a nivel internacional, con obras adaptadas al cine y televisión. Entre sus títulos más conocidos están Desde tu infierno, una historia ambientada en la década de 1920, y Mientras duermes, una obra que examina la crueldad humana en el contexto de un psiquiátrico. Su novela más reciente, Juego de niños, la escribió a cuatro manos con el cineasta y escritor Henry Bedwell, y se enmarca en el terror clásico.

Horror: un género literario en boga

Con este brevísimo recorrido queda claro que el horror literario está en auge con autores y autoras que exploran miedos antiguos y contemporáneos a través de nuevas perspectivas y subgéneros. En América Latina, el horror no solo es una herramienta narrativa sino también un medio de protesta y reflexión. El crecimiento de voces femeninas en el género enriquece aún más su panorama, y la adaptación del horror a series y cine ha consolidado su popularidad y relevancia en la cultura moderna.

No solo busca asustar, sino también ofrecer una mirada profunda a las sombras de la condición humana, recordándonos que, al final, enfrentarnos a nuestros miedos puede ser una de las experiencias más reveladoras.

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